El desaparecido convento de Sancti Spiritus

Aquí lo podemos ver en una imagen aerea tomada durante la guerra civil.
Situado justo frente al hospital militar y cerca de la desaparecida Puerta del Carmen, en pleno paseo de Zorrilla


Este convento, de Comendadoras del Espíritu Santo, orden de San Agustín estuvo primeramente establecido en Portillo. Don Martín Gálvez de Villasirga, comendador de la orden del Espíritu Santo, decidió el traslado del convento a Valladolid, corriendo a sus expensas la construcción del edificio, que comprendía monasterio y hospital. Una lápida que había en el templo hacía referencia a este hecho. Canesi la copia, y lo mismo hace González García-Valladolid, señalando ambos que la fecha en que Martín Gálvez “funda, acaba y restaura el convento, es el año de 1520. Agapito y Revilla da como seguro este año, frente a las dudas de que fuera el de 1530. En el hospital, que estaba incorporado al convento, eran recogidos los niños desamparados; en el siglo XVII esta función desaparece, ya que fue absorbida por el hospital de niños expósitos de San José.
En 1574, don Juan de Ortega, caballero de la Cámara del rey Felipe II, instituyó su mayorazgo a favor de su hija Catalina de Ortega, al paso que adquiría el patronato de la capilla mayor, donde a sus expensas mandó hacer el retablo mayor, reja y sepulcro suyo. En 1582 creaba dos capellanías en la capilla mayor, concediendo una serie de obras para el culto (lámparas, cálices, colgaduras).
Fue también bienhechora doña Francisca de Zúñiga y Sandoval. Al quedar viuda de don Enrique de Cabrera y careciendo de hijos, dedicó sus atenciones al convento. A ella se debe la erección del coro bajo y de la sillería. En esta dama se reunían los linajes de Cabrera, Zúñiga, Sandoval y Guevara; era pariente de los Almirantes de Castilla.
En el lado del Evangelio había una capilla, llamada del Crucifijo, propiedad de doña Mencía Manuel, hija de don Juan Manuel y doña Catalina de Castilla, donde se encontraba el sepulcro de aquella, que falleciera en 1567.
Tras la ocupación de Valladolid por las tropas francesas, el monasterio de San Nicolás, cerca del Puente Mayor, que antes se denominara del Santísimo Sacramento, fue derribado. La comunidad se incorporó al Convento de Sancti Spiritus, con todos sus bienes muebles y objetos de culto.


El edificio
Fue derribado en 1963 y en la actualidad se aloja en un edificio establecido en la calle de Bretón, barrio de La Esperanza. Del edificio derribado estamos informados por la descripción de Gonzáles García Valladolid y el artículo de don Francisco Antón.

El edificio actual está situado en la calle Bretón

A esto hay que agregar las referencias a obras concretas, aportadas por Martí y Monsó y Agapito y Revilla. En el nuevo edificio han quedado instaladas sus obras artísticas. Así la iglesia luce el retablo mayor y la reja de la capilla mayor, ahora en el lateral de la Epístola.
El convento quedaba frente al actual Hospital Militar, remetido de la actual acera. Tenía huerta por la parte posterior. Era la iglesia de nave única, con coro alineado a los pies. Al costado de mediodía se añadía un claustro, en torno al cual se disponían las distintas dependencias.
Externamente era muy modesto. Estaba compuesto por fachadas de ladrillo y tapial, con alero de tejas voladas de abolengo mudéjar. En la capilla mayor se disponía una armadura mudéjar, con ornamentación a lazo; planta ochavada, sobre trompas, y piña central, que será lo más primitivo, de la época de don Martín Gálvez. Ya del segundo cuarto del siglo XVI son los abovedamientos de la nave, a base de crucería estrellada, de yeso, del estilo de Jerónimo de Corral.

En la parte inferior de este dibujo, junto a la Puerta del Carmen, podemos ver el convento

En el lado del Evangelio se hallaba la capilla de doña Mencía Manuel. Tenía bóveda de aristas, con yeserías mixtilíneas y adornos botánicos y cabezas de serafines. Obra ésta del siglo XVIII, conforme al estilo de Matías Machuca. El coro fue hecho a expensas de doña Francisca de Zúñiga y Sandoval. Poseía letrero en el friso; en las paredes y techo estaba pintado el escudo familiar, cuartelado, similar el de la sillería. Poseía bóveda de cañón con lunetos, en los que abría ojos de buey. Las bóvedas presentaban el adorno geométrico del estilo clasicista que impera en Valladolid desde finales del siglo XVI, a base de fajas, triángulos, óvalos, todo de concepción lineal. Está en relación con la obra de Francisco de Praves.

-Fuente: Monumentos Religiosos de la ciudad de Valladolid (Parte segunda). Por Juan José Martín González y Fco. Javier de la Plaza Santiago. ISBN: 84-505-5518-3

Comentarios

Rubén ha dicho que…
Debió ser un espectáculo bien triste ver el desplome de sus viejas bóvedas, entre polvo viejo, cal y ecos del pasado.
Saludos.