La Historia de Valladolid de Sangrador como seña de identidad vallisoletana


Por María José Redondo Cantera (Departamento de Historia del Arte. Universidad de Valladolid).
La Historia de Valladolid, de los acontecimientos que habían tenido lugar en ella, de sus monumentos y de sus gentes, ya había sido abordada por ciertos eruditos y aficionados en los siglos XVII y XVIII, desde Antolínez a Beristain.
Tras el tímido precedente de Francés de Alaiza, la primera publicación del siglo XIX que se ocupó de la Historia de la ciudad con una amplitud y un rigor pre-científico, fue la de Sangrador y Vítores. Este último buscó el patrocinio municipal en 1849 para asegurar la edición de su "Historia de la muy noble y leal ciudad de Valladolid desde su más remota antigüedad hasta la muerte de Fernando VII (1851-1854)". El Ayuntamiento aceptó la oferta del historiador y se suscribió con cien ejemplares, pues consideró que era una obra “importante a esta población y de la cual carecía”. A pesar del apoyo económico prestado al autor, las autoridades municipales temieron que Sangrador no llevara a término su libro, porque su interés no rebasaba las fronteras de lo local. Con el fin de estimularle, acordaron concederle una medalla. En la solicitud de la correspondiente autorización a la Reina, incluyeron un encomio tanto de Sangrador como de Valladolid, pues “esta ciudad digna por tantos títulos de figurar en la historia, y que tantos y tan nobles recuerdos ha legado, carecía de una especial que… recordara a sus habitantes fue llamada siempre a figurar entre las más principales y dignas.
La condecoración le fue impuesta al historiador el ocho de junio de 1851, año en el que apareció el primero de los volúmenes de su libro.
A diferencia de Francés de Alaiza, que se había ocupado exclusivamente del pasado, Sangrador no dejó de manifestar su conciencia de pertenecer a un monumento de encrucijada histórica, por lo que no eludió historiar el pasado reciente ni incluir referencias al tiempo presente, que conocía muy bien por haber sido el autor del artículo “Valladolid” en el Diccionario de Madoz pocos años antes. En el solemne acto de entrega de la medalla en el Ayuntamiento, el historiador finalizó su discurso con una loa sobre el desarrollo agrícola, comercial, industrial, demográfico y urbanístico del Valladolid contemporáneo y sobre el que se preveía que tuviera lugar en un futuro inmediato, tema que había centrado el capítulo XXXV de su libro.

Condecoración impuesta a D. Matías Sangrador

Por su parte, para el Ayuntamiento vallisoletano de aquellos años la Historia de Sangrador adquirió el valor de uno de los símbolos más significativos de la ciudad y obsequió con ella a personajes insignes en los momentos más destacados. Cuando Valladolid fue declarada Sede Metropolitana en 1857, la corporación municipal, en un gesto de agradecimiento a su intervención como Delegado Apostólico encargado de la tramitación de tal asunto, envió al obispo de Palencia un ejemplar del libro, lujosamente encuadernado en terciopelo y decorado con las armas de Valladolid y del Episcopado, ambas labradas en plata. Meses más tarde, con motivo de la visita de Isabel II a nuestra ciudad, se regalaron varios libros de la Historia a cronistas y a algunos miembros de su séquito y se intentó obsequiar a la Reina con otro ejemplar singular, esta vez impreso en “papel vitela”, pues existía la creencia, equivocada, de que se había hecho una tirada especial en ese material.

-Fuente: Valladolid, historia de una ciudad. (ISBN:84-86808-74-X)

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Saludos, muy interesante el post, espero que sigas actualizandolo!