El castillo de Trigueros del Valle



Iniciadas las obras durante el siglo XIV, no sería hasta mediados de la decimoquinta centuria cuando el castillo de Trigueros del Valle adquiriese su actual morfología, atribuyéndose el mandato de su construcción a los Señores de Valdetrigueros Don Gutierre de Robres y su esposa María de Guevara, cuyos escudos de armas junto a la fecha de 1453, presiden en un blasón la entrada principal al castillo.
En 1521 dentro del contexto de la Guerra de las Comunidades, la población de Trigueros, descontenta con los señores, pidieron amparo al Rey y tomaron al asalto la fortaleza, sufriendo ésta considerables daños que serían reparados y, en previsión de nuevos episodios similares, fue dotado de un segundo recinto externo fortificado.
Así pues, en la actualidad, el castillo de Trigueros presenta un cinturón defensivo externo de planta rectangular de unos 70 x 50 metros rematado en sus cuatro ángulos por otras tantas torres cilíndricas de muy buena cantería y coronadas en su parte superior por boceles dobles y pequeñas aberturas a modo de troneras.



El castillo propiamente dicho, también de plata rectangular de unos 56 x 60 metros repite el esquema de torres angulares, aunque en este caso no de planta cilíndrica sino cuadrangulares y de una altura que apenas sobrepasa la de los lienzos murales. De estas cuatro torres esquineras, solo una de ellas, concretamente la del ángulo suroriental, pareció ser concebida para ser habitable.
La torre del homenaje, parcialmente desmochada, se yergue en el centro del muro norte, presentando hasta el año 2003 en que fue objeto de obras de consolidación un alarmante riesgo de desplome.
Una sexta torre no tan elevada en este caso se alza también en el centro del lienzo oeste, sirviendo de acceso principal al castillo y cuya entrada queda presidida por los mencionados blasones nobiliarios de sus señores Don Gutierre de Robres y Doña María de Guevara, enterrados ambos en una capilla funeraria de la iglesia de San Miguel Arcángel de la propia población.



En origen, este acceso principal a la fortificación contaba como principal recurso defensivo el hecho de que, para rebasarla y acceder al patio de armas, había que superar nada menos que tres portones de madera, de modo que desde su parte superior y a través de diferentes troneras, podía hostigarse al hipotético asaltante mediante piedras, flechas o incluso vertiendo aceite hirviendo.
En el centro del patio de armas se dispone el aljibe, siendo en origen accesibles desde el mismo las diferentes estancias del castillo; tanto residenciales (habitaciones, salas noble) como de servicio (almacenes, caballerizas, etcétera). Llama la atención en el castillo de Trigueros la existencia de varias estancias subterráneas abovedadas.
En definitiva, el castillo de Trigueros del Valle responde al típico modelo de fortificación señorial castellana bajomedieval. Pese a las reformas de emergencia acometidas en el año 2003, su actual estado de conservación es bastante precario, siendo merecedor por su relevancia histórica y artística de una pronta restauración.

Fuente: http://www.arteguias.com/valladolid/triguerosdelvalle.htm

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