"El Escudo de España", souvenires en el recuerdo.

El Escudo de España en una fotografía de mediados de los años 60

Su historia es la historia de tres generaciones que se remonta al 14 de marzo de 1914, cuando un emprendedor industrial vallisoletano, Julián de la Fuente Turienzo, que tenía una tienda en la calle Santiago dedicada a mercería y camisa a medida, adquiere un local en el número 12 de la Acera de San Francisco (hoy calle Ferrari) y lo bautiza con el nombre de ‘El Escudo de Bilbao’, debido al gran número de universitarios de Bilbao que entonces estudiaban en Valladolid, pero por motivos políticos durante la guerra le taparon la fachada para evitar lios y le cambiaron el nombre por el de "El Escudo de España".

Foto: J.M. Lostau para El Mundo Castilla y León

Alfonso de la Fuente de Barrio, nieto del fundador, fue el único de los tres hermanos -el más pequeño- que continuó al frente del negocio hasta su cierre en 2008. Los otros dos hermanos, Julián y Conchita, también estuvieron ligados al mismo hasta que se jubilaron, aunque no de una manera tan directa como Alfonso.
Los tres conformaban la tercera generación de una "familia de comerciantes de toda la vida", explica Alfonso, ya que tras el fallecimiento del fundador, siguió con el negocio su hijo y padre de los tres hermanos: Eugenio de la Fuente Álvarez, fallecido en 1973.

Alfonso de la Fuente posa tras el mostrador en el que trabajó durante medio siglo.
Foto: EL DÍA DE VALLADOLID

Eugenio, que en su juventud fue jugador de fútbol y llegó a militar en las filas del C.D. Español de Valladolid, fue uno de los fundadores en el año 1928, junto con el Real Unión, del Real Valladolid Deportivo (Real por Unión y Deportivo por el Español). Su gran conocimiento del mundo deportivo fue también decisivo para la incorporación al negocio de artículos relacionados con esta parcela como escudos, insignias, bufandas, banderines... llegando a suministrar balones, camisetas o botas a los equipos pioneros de fútbol local.
"Quién nos iba a decir, recuerda Julián, que todos estos artículos despertarían, sesenta años después, en 1982 -el año de la celebración del Mundial de Fútbol en España- el interés de los integrantes de las selecciones de Kuwait y Francia y de sus aficionados. Incluso a la televisión francesa le debieron resultar tan peculiares los artículos que emitieron un reportaje sobre la tienda".

La verdadera transformación se produjo en los años 50. Botones, camisas y calcetines fueron relegados a un segundo plano. Su puesto fue ocupado paulatinamente por artículos de regalo y recuerdos destinados fundamentalmente al turismo extranjero como abanicos, toreros, sevillanas... lo que convirtió a ‘El Escudo de España’ en uno de los establecimientos de Valladolid pioneros en esta actividad.

Foto: El día de Valladolid

"El atractivo de todos estos artículos para el turismo extranjero es innegable, explica Alfonso, pero no podíamos ni queríamos dejar de lado ‘lo nuestro’. Por eso fuimos incorporando productos propios y totalmente identificativos de Valladolid como la alfarería de Portillo, muñecas con el traje típico de Valladolid, cerámicas, camisetas con estampaciones de los principales edificios de la ciudad...".
Un día una norteamericana vio en la tienda una bandera con el toro y me dijo literalmente: "Quiero esta misma bandera pero con los cojones más grandes".
‘El Escudo de España’ uno de los pocos reductos de comercio tradicional cerró sus puertas el 1 de abril de 2008, Alfonso dijo entonces que, como ocurre en la mayoría de negocios familiares, la cuarta generación "opta por ejercer otras actividades al haber vivido muy de cerca los sacrificios que exigen estos pequeños negocios".

De los diez biznietos que integran la cuarta generación, ninguno sintió el ‘gusanillo’ de continuar con esta tradición centenaria. 
Pero Valladolid no se quedó sin tienda de souvenires. Pocos meses antes del cierre abrió en la Plaza del Ochavo un nuevo establecimiento regentado por Montse Corrales- "Alfonso nos animó mucho porque la ciudad necesita una tienda así", concluye ilusionada.


-Fuente: El Día de Valladolid

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