Miguel Iscar Juárez, alcalde urbanizador de nuestra capital, fue un vallisoletano de pueblo. Nació el 8 de mayo de 1828 en Matapozuelos, primogénito del matrimonio formado por Laureano Iscar García (escribano del ayuntamiento) y Celedonia Juárez Román, siendo bautizado el día 11 en la iglesia parroquial de la Magdalena, cuya esbelta y majestuosa torre presidía entonces, como ahora, la vida del pueblo. Tres hijos más, Irene, Jacinto - muerto a los 13 años - y Fernando, nacieron antes de la muerte de la esposa en 1835. Laureano Iscar, se vio a los 30 años al cargo de tres niños, lo que le llevó muy pronto a un nuevo matrimonio, que duró solamente un año y del que nació Andrés José, y a una tercera y definitiva unión con Tomasa Amo Colodrón, prima carnal de la anterior y fugaz esposa. De ella nacieron otros tres hijos: Jacinto y Felisa, muertos siendo aún niños y María Francisca Cruz, que sobreviviría a Miguel.
La primera educación de Miguel Iscar fue en la escuela rural, que en Matapozuelos contaba con el apoyo de de la antigua Fundación Juan del Camino. Parece ser que esta fue su única experiencia académica, supliendo la falta de una educación superior con una formación práctica y, sobre todo, gracias a su inteligencia natural y su carácter activo y emprendedor.
Cuando tenía 17 años la familia se trasladó a Valladolid y trabajó en diferentes empleos en casas particulares y sociedades de la ciudad, demostrando laboriosidad y honradez.. Por ello fue nombrado Alcalde de la ciudad en 1877, cargo que ocupó hasta el momento de su muerte, que tuvo lugar en Madrid, el 8 de noviembre de 1880, a causa de un derrame seroso cerebral.
Sus principales obras como alcalde fueron: los tres mercados de hierro, de los que aún existe el del Val; la terminación del Matadero Público y el encauzamiento del río Esgueva, la colocación de las bocas de riego en las calles, la adquisición de obras para la Biblioteca Municipal, así como varias expropiaciones para la apertura de vías. Suyos fueron también, entre otros, los proyectos de traída de aguas del Duero, de construcción de una nueva Casa Consistorial, de arreglo de las Plazas de Poniente, Tenerías, Trinidad y del Museo, y las gestiones para la construcción del Hospital Provincial y Facultad de Medicina. Entre todas sus obras, figura como principal el embellecimiento del Campo Grande, que dejó de ser un lugar árido y pedregoso para convertirse en un jardín romántico, el mayor con que ha contado la capital durante mucho tiempo.
Fuente de consulta: La historia de Valladolid a través de sus personales / Miguel Iscar / Por Mª Antonia Fernández del Hoyo, profesora de la Universidad de Valladolid.
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