Cuenta Manuel Canesí la fundación de la Congregación de Sacerdotes de la advocación de San Felipe Neri, como resultado final de una larga gestión, que conduciría a integrar a sacerdotes en una entidad que les permitiera vivir en colectividad. Eran muchas las calamidades que pasaban los sacerdotes encargados fundamentalmente de atender a las parroquias, porque no poseían un hogar adecuado ni eran socorridos en los momentos de postración, enfermedad e invalidez. No era raro verlos fallecer abandonados. Primeramente estuvieron establecidos desde el años 1645 en la iglesia de Santiago, en capilla que les facilitó el Hospital de Esgueva. Sin embargo no obtendrían una debida satisfacción hasta disfrutar de edificio propio. El solar en el que se van a establecer perteneció a los marqueses de Almenara. En este punto otras entidades religiosas habían pretendido edificar, dada su céntrica situación. La licencia para edificar en este lugar se obtuvo en 14 de octubre de 1656, según refiere Canesí, mediando el Marqués de Almenara, y dando su beneplácito la Parroquia del Salvador, en cuyo distrito se situaba la fundación. Por esta razón se ajustó un pacto entre la parroquia del Salvador, con objeto de que la Congregación no se arrogara funciones que eran las propias de aquella.
Concluido el edificio, se verificó la inauguración, trasladándose la imagen de San Felipe desde la iglesia de Santiago. Se establecieron memorias, como la de Don Andrés Calderón, que dejó una renta de mil ducados para remedio de huérfanas. De ilustre memoria fue el Capellán Francisco Muñoz, fallecido en 1738, siendo sepultado según Ventura Pérez en el presbiterio de la iglesia. Este escritor se extiende en pormenores acerca de la calidad apostólica de aquel varón. Sacó de pila a numerosos niños y ejerció con gran santidad la vida del confesionario. En su túmulo se colocó el retrato, que en tiempos de Sangrador todavía se conservaba.
En este edificio quedó integrado el Hospital del Rosario y la Congregación de la Presentación de Nuestra Señora.
El edificio.
El 14 de junio de 1675 se concierta la construcción de la iglesia con el maestro de obras Antonio de la Iglesia. No sabemos si la traza era suya.
La bendición del nuevo templo se realizó el 24 de julio de 1683. El Santísimo fue colocado en el altar mayor el 9 de agosto del mismo año. En 1710 se hizo la fachada principal.
La residencia ocupaba el espacio hacia la actual calle Regalado y de Teresa Gil. La actual casa es una pequeña parte de lo que fue vasta residencia de sacerdotes y en parte enfermería.
Ver mapa más grande
-Fuente: Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid. Parte primera. (Juan José Martín González y Jesús Urrea Fernández)
Concluido el edificio, se verificó la inauguración, trasladándose la imagen de San Felipe desde la iglesia de Santiago. Se establecieron memorias, como la de Don Andrés Calderón, que dejó una renta de mil ducados para remedio de huérfanas. De ilustre memoria fue el Capellán Francisco Muñoz, fallecido en 1738, siendo sepultado según Ventura Pérez en el presbiterio de la iglesia. Este escritor se extiende en pormenores acerca de la calidad apostólica de aquel varón. Sacó de pila a numerosos niños y ejerció con gran santidad la vida del confesionario. En su túmulo se colocó el retrato, que en tiempos de Sangrador todavía se conservaba.
En este edificio quedó integrado el Hospital del Rosario y la Congregación de la Presentación de Nuestra Señora.
El edificio.
El 14 de junio de 1675 se concierta la construcción de la iglesia con el maestro de obras Antonio de la Iglesia. No sabemos si la traza era suya.
La bendición del nuevo templo se realizó el 24 de julio de 1683. El Santísimo fue colocado en el altar mayor el 9 de agosto del mismo año. En 1710 se hizo la fachada principal.
La residencia ocupaba el espacio hacia la actual calle Regalado y de Teresa Gil. La actual casa es una pequeña parte de lo que fue vasta residencia de sacerdotes y en parte enfermería.
Ver mapa más grande
-Fuente: Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid. Parte primera. (Juan José Martín González y Jesús Urrea Fernández)
Comentarios