Como es bien sabido, el Canal de Castilla no solo fue el más importante curso de navegación fluvial en la España del Siglo XIX, sino que además, constituyó una verdadera vía de industrialización, pues sobre los saltos de agua de las esclusas y derrames se establecieron numerosas fábricas, principalmente de harinas que, contribuyeron a dinamizar la economía castellano-leonesa, y marcaron la pauta que seguirían mayoritariamente la industria regional hasta comienzos de siglo.
En algunos puntos neurálgicos de su recorrido, la concentración fabril llegó a ser especialmente densa, dando lugar a la aparición de verdaderos espacios industriales, para aprovechar al máximo las ventajas locacionales y las economías externas que ofrecía la proximidad del Canal.
Este fue el caso de Valladolid, pues en torno a la dársena y al derrame del Canal en el Río Pisuerga se configuró hacia 1840 el primer espacio industrial moderno de esta ciudad, que constituiría el punto de partida de su ascenso hacia la capitalidad económica de la región.
La excavación del Canal de Castilla llegó a Valladolid a comienzos de 1835. La dársena o muelle del Canal se estableció al noroeste de la ciudad, en unos terrenos, situados entre la Cuesta de la Maruquesa y la carretera de León, que habían sido expropiados al Conde de Castrillo de Orgáz, al Marqués de Villasante, y al Cabildo Catedralicio de Valladolid.
Paralelo a dicha carretera discurría el Arroyo de Zaratán, que iba a desembocar en el Rio Pisuerga, entre el Puente Mayor y una presa cercana, y su cauce fue empleado como derrame para desaguar el Canal en el citado río.
En los años siguientes se construyeron los primeros almacenes e instalaciones auxiliares para la navegación por el Canal, que se puso oficialmente en servicio entre Alar de Rey y Valladolid a fines de 1836, de forma que a partir de entonces esta ciudad pudo disponer de un puerto fluvial.
Algo más tarde -hacia 1840- se inició el aprovechamiento industrial del derrame de Canal, con la instalación de una fábrica de harinas, en el primer salto, al otro lado de la carretera de León y sobre al Arroyo de Zaratán.
Hacia 1840 ya se había configurado claramente un primer esbozo del espacio comercial e industrial de la dársena y el derrame del Canal.
El rápido crecimiento del tráfico comercial por el Canal durante las dos décadas siguientes y, simultáneamente, la intensificación del aprovechamiento industrial de los saltos del derrame, provocó importantes modificaciones en la configuración de la dársena y en sus alrededores. Se ensanchó el vaso del Canal, se construyeron nuevos almacenes a ambos lados de la dársena, surgieron nuevas fábricas en todos los saltos del derrame.
El conflicto social que vivió la ciudad en 1856 "Motines del Pan", afectó de lleno a las fábricas y almacenes que allí se ubicaban y trajo como consecuencia importantes transformaciones en la fisionomía del entorno, ya que fueron incendiadas o destruidas varias fábricas de harinas y almacenes.
De este modo en un solo día, desaparecieron la mayor parte de los establecimientos que habían caracterizado el espacio industrial de la Dársena durante la etapa anterior. Sin embargo la reconstrucción fue muy rápida.
El cambio de siglo estuvo marcada por la decadencia imparable de la navegación por el Canal, y por el impacto de la crisis de la industria harinera.
En diciembre de 1919 venció la concesión de la explotación del Canal a la empresa privada, y tuvo lugar su reversión al Estado. Ello trajo consigo una cierta reactivación de la navegación, en tanto que, a corto plazo la práctica totalidad de los establecimientos fueron puestos en venta y pasaron a ser propiedad de empresarios particulares.
En 1959, el Canal de Castilla quedó oficialmente cerrado a la navegación, experimentándose grandes cambios en el entorno desapareciendo diques y edificios, entrando en declive el aprovechamiento industrial y desapareciendo uno tras otro los antiguos establecimientos industriales, hasta el punto de que, en la actualidad, solamente una de las fábricas decimonónicas (Harinera La Perla S.A.) permanece en activo.
En la actualidad aún se conservan, semienterrados, algunos restos de su infraestructura hidráulica, en los que se puede apreciar la solidez de la obra de cantería, hecha de piedra sillar, que daba entrada a las aguas de derrame del Canal.
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-FUENTE: LA EVOLUCIÓN DEL PRIMER ESPACIO INDUSTRIAL DE VALLADOLID: LA DÁRSENA Y EL DERRAME DEL CANAL DE CASTILLA (1836-1975).En algunos puntos neurálgicos de su recorrido, la concentración fabril llegó a ser especialmente densa, dando lugar a la aparición de verdaderos espacios industriales, para aprovechar al máximo las ventajas locacionales y las economías externas que ofrecía la proximidad del Canal.
Este fue el caso de Valladolid, pues en torno a la dársena y al derrame del Canal en el Río Pisuerga se configuró hacia 1840 el primer espacio industrial moderno de esta ciudad, que constituiría el punto de partida de su ascenso hacia la capitalidad económica de la región.
La excavación del Canal de Castilla llegó a Valladolid a comienzos de 1835. La dársena o muelle del Canal se estableció al noroeste de la ciudad, en unos terrenos, situados entre la Cuesta de la Maruquesa y la carretera de León, que habían sido expropiados al Conde de Castrillo de Orgáz, al Marqués de Villasante, y al Cabildo Catedralicio de Valladolid.
Paralelo a dicha carretera discurría el Arroyo de Zaratán, que iba a desembocar en el Rio Pisuerga, entre el Puente Mayor y una presa cercana, y su cauce fue empleado como derrame para desaguar el Canal en el citado río.
En los años siguientes se construyeron los primeros almacenes e instalaciones auxiliares para la navegación por el Canal, que se puso oficialmente en servicio entre Alar de Rey y Valladolid a fines de 1836, de forma que a partir de entonces esta ciudad pudo disponer de un puerto fluvial.
Algo más tarde -hacia 1840- se inició el aprovechamiento industrial del derrame de Canal, con la instalación de una fábrica de harinas, en el primer salto, al otro lado de la carretera de León y sobre al Arroyo de Zaratán.
Hacia 1840 ya se había configurado claramente un primer esbozo del espacio comercial e industrial de la dársena y el derrame del Canal.
El rápido crecimiento del tráfico comercial por el Canal durante las dos décadas siguientes y, simultáneamente, la intensificación del aprovechamiento industrial de los saltos del derrame, provocó importantes modificaciones en la configuración de la dársena y en sus alrededores. Se ensanchó el vaso del Canal, se construyeron nuevos almacenes a ambos lados de la dársena, surgieron nuevas fábricas en todos los saltos del derrame.
El conflicto social que vivió la ciudad en 1856 "Motines del Pan", afectó de lleno a las fábricas y almacenes que allí se ubicaban y trajo como consecuencia importantes transformaciones en la fisionomía del entorno, ya que fueron incendiadas o destruidas varias fábricas de harinas y almacenes.
De este modo en un solo día, desaparecieron la mayor parte de los establecimientos que habían caracterizado el espacio industrial de la Dársena durante la etapa anterior. Sin embargo la reconstrucción fue muy rápida.
El cambio de siglo estuvo marcada por la decadencia imparable de la navegación por el Canal, y por el impacto de la crisis de la industria harinera.
En diciembre de 1919 venció la concesión de la explotación del Canal a la empresa privada, y tuvo lugar su reversión al Estado. Ello trajo consigo una cierta reactivación de la navegación, en tanto que, a corto plazo la práctica totalidad de los establecimientos fueron puestos en venta y pasaron a ser propiedad de empresarios particulares.
En 1959, el Canal de Castilla quedó oficialmente cerrado a la navegación, experimentándose grandes cambios en el entorno desapareciendo diques y edificios, entrando en declive el aprovechamiento industrial y desapareciendo uno tras otro los antiguos establecimientos industriales, hasta el punto de que, en la actualidad, solamente una de las fábricas decimonónicas (Harinera La Perla S.A.) permanece en activo.
En la actualidad aún se conservan, semienterrados, algunos restos de su infraestructura hidráulica, en los que se puede apreciar la solidez de la obra de cantería, hecha de piedra sillar, que daba entrada a las aguas de derrame del Canal.
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MARIA FRANCISCA REPRESA FERNANDEZ
JUAN HELGUERA QUIJADA
-Fuente Fotografías antiguas: http://www.chduero.es/Inicio/Archivo/Galer%C3%ADadeim%C3%A1genes/tabid/178/Default.aspx
-Francisco Pedro Roldán Morales "Mi Visión del Canal de Castilla"
Comentarios
@vazquez74 gracias por la recomendación, me lo anoto :)