Palacio renacentista construido en 1520 por don Diego de Cárdenas, Grande de España, que acompaño a Carlos V cuando este hizo de Valladolid la capital del reino de Castilla.
Cuenta la leyenda que una sobrina de don Diego, doña Ana Enríquez, fue inculpada por hereje en los Autos de Fe de 1559. Dicen que doña Ana pudo salvarse de morir quemada porque el Inquisidor argumentó, o pensó, «mujer de tanta belleza no puede morir en la hoguera».
Don Diego decidió entonces sustituir los escudos nobiliarios que presidían el Palacio por un mural del Caballo de Troya cuyo significado a nadie manifestó, ocultar en algún lugar próximo al mural los documentos que podían comprometer a su sobrina y vender el edificio, que pasaría a destinarse a posada con el nombre de El Caballo de Troya.
Don Diego decidió entonces sustituir los escudos nobiliarios que presidían el Palacio por un mural del Caballo de Troya cuyo significado a nadie manifestó, ocultar en algún lugar próximo al mural los documentos que podían comprometer a su sobrina y vender el edificio, que pasaría a destinarse a posada con el nombre de El Caballo de Troya.
Nada más cruzar el umbral del palacio, el cambio se hace claramente perceptible. Nada está ahí aleatoriamente: todo tiene un sentido, esperando la libre interpretación del espectador.
Un enorme cartel da la bienvenida al visitante y le devuelve la imagen del Caballo de Troya, la misma imagen que reproduce el mural situado a la izquierda de la escalera principal y que mandó pintar don Diego de Cárdenas.
La interpretación es libre, pero lo cierto es que George Barrow (La Biblia en España) , el estrafalario inglés vendedor de biblias protestantes, estuvo en 1837 tres meses alojado en la posada buscando documentos o vestigios luteranos ¿Los encontró? ¿Existen realmente? ¿Siguen allí? ¿Historia o leyenda?
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Un enorme cartel da la bienvenida al visitante y le devuelve la imagen del Caballo de Troya, la misma imagen que reproduce el mural situado a la izquierda de la escalera principal y que mandó pintar don Diego de Cárdenas.
La interpretación es libre, pero lo cierto es que George Barrow (La Biblia en España) , el estrafalario inglés vendedor de biblias protestantes, estuvo en 1837 tres meses alojado en la posada buscando documentos o vestigios luteranos ¿Los encontró? ¿Existen realmente? ¿Siguen allí? ¿Historia o leyenda?
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-Fuente: http://www.valladolidantiguo.es/el-caballo-de-troya/
-http://canales.nortecastilla.es/comerciales/hosteleriaseptiembre05/07.html
Comentarios
Siempre me ha encantado esta antigua posada de El Caballo de Troya. Conocí también la de Las Aldabas, desgraciadamente víctima de la especulación inmobiliaria. Yo he conocido la de Troya cercana a la de la fotografía, cuando aún no había instalado allí restaurante alguno. Si me permites, incuso me quedo con esa foto antigua, donde todo es más auténtico. En la actualidad, demasiado finolis y fuera de lugar cierta decoración, ciertos suelos, etc., aunque entiendo que intenten vender la casa de comidas actual. Y al menos, gracias a este uso, el edificio, con sus cambios, permanece y preserva la memoria.
Lo de Borrow que citas intentaré corroborarlo a través de su libro "La biblia en España".
Sigo prospectando en tus posts con sumo agrado.
Saludos de paisano.
Buenas noches.