Como casi todas las iglesias, la parroquial de San Andrés, de Valladolid, tuvo su humilde origen en una ermita dedicada a este Apóstol, existente ya en el siglo XII. Era en su recinto en donde recibían sepultura los ajusticiados y en ella reposó el cuerpo exánime del afamado Condestable don Álvaro de Luna.
Al extenderse Valladolid por estos parajes, la ermita, convertida en parroquia en 1482, resultaba insuficiente para su feligresía y en 1527 se habla de su reedificación. A fines de aquel mismo siglo la iglesia sufre importantes reformas y su cabecera adopta la disposición que aún se conserva. Las obras fueron costeadas con la generosidad del obispo de Sigüenza, Fr. Mateo de Burgos, bautizado en la parroquia.
La iglesia, hasta el siglo XVIII, fue de reducidas dimensiones, disponiendo tan solo, de dos capillas, además del crucero, cabecera y la capilla de Nuestra Señora de los Ángeles.
Otro hijo ilustre de la parroquia, Fr. Manuel de la Vega y Calvo, Comisario General de Indias y miembro de la comunidad franciscana, patrocina en 1772 las obras de ampliación de la iglesia y la elevación de la torre. La realización corrió a cargo del arquitecto Pedro González Ortiz, que concluyó su trabajo en 1776, celebrando los feligreses grandes fiestas con tal motivo.
La fachada de la iglesia es de ladrillo, salvo la portada, que fue construida en piedra, en donde se aloja una escultura de San Andrés, obra del siglo XVIII. En agradecimiento a la magnanimidad de Fr. Manuel de la Vega y para conservar su memoria, la parroquia grabó en su portada las armas o insignias de la Orden franciscana.
La iglesia dispone de una sola nave, con capilla laterales entre contrafuertes, decorados con pilastras adosadas. La bóveda es de cañón con huecos y yeserías con placado muy plano. El crucero se cubre con cúpula rebajada, decorando sus pechinas pinturas realizadas en 1733 por Ignacio de Prado, sustituyendo seguramente a las que pintó Bartolomé Carducho.
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Fuente: Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid Tomo XIV, parte primera.
Monumentos Religiosos de la ciudad de Valladolid.
Por Juan José Martín González y Jesús Urrea Fernández
Comentarios
Un abrazo de paisanos que aman la ciudad.