La importancia que va cobrando el barrio de los Vadillos hacia la mitad de siglo XIX hace que en 1851 se apruebe construir un puente que salvara el ramal norte de la Esgueva en esta zona de la ciudad. Este puente, realizado con los tradicionales materiales de madera y mampostería, sufrió daños de importancia en las inundaciones de 1860, que le llevaron a una situación de ruina. Por esta razón, en 1862, se ejecuta un proyecto para la reparación y ampliación del citado puente, dándole más luz para evitar problemas posteriores
Las obras de recomposición y ampliación del citado puente, tardaron algunos meses en llevarse a cabo. Estas comenzaron a mediados de abril de 1862, destacando El Norte de Castilla el pésimo estado en que se encontraba el maltrecho paso.
A pesar de las obras llevadas a cabo, conforme iban avanzando los años se veía cada vez más necesaria la sustitución del puente de los Vadillos por otro de mejores características. La primera vez que aparece de manera oficial este interés seré en 1881. En ese año, en el mes de octubre, el concejal Bercenilla realiza una propuesta recogida por el resto de los munícipes para que la Comisión de obras se ocupara con toda urgencia de la construcción de un nuevo puente en aquel] sitio. Se hace constar, además, que el puente construido por Saracibar en 1862 comenzaba a dar evidentes muestras de problemas en su estructura, por lo que la obra era absolutamente necesaria. Esta noticia es de especial importancia, ya que muestra que hubo un interés mucho más temprano de lo que se conocía hasta ahora por la sustitución de la comunicación.
Pero a pesar de las gestiones iniciadas y del mal estado de] puente existente, el proceso se dilató varios años. El arquitecto municipal Joaquín Benedicto y Lombía comenzó a realizar el proyecto de un puente metálico que sustituyese al envejecido. Este primer proyecto debió concluirse en los últimos meses de 1885, ya que hay una interesante información de abril de 1886 que recoge el envío, por parte del Gobierno, de la aprobación del proyecto para el nuevo puente sobre la Esgueva en los Vadillos. Esta interesante noticia complica enormemente el proceso de esta construcción, ya que por alguna razón este primer plan no se llevó a cabo. Benedicto realizo un nuevo proyecto en 1887, que volvía a contemplar la construcción de un puente metálico. Este tendría un solo tramo de 13 metros y estaría compuesto por vigas de palastro sostenidas por unas pequeñas bóvedas del mismo material, siendo el asiento de la calzada. Los estribos estarían realizados en mampostería y sillería, al igual que los cimientos.
Este proyecto tuvo la aprobación de la prensa, que aseguraba que «...aventaja en bondad al que se formó antes», lo que prueba la existencia de un primer plan del cual no se tenía conocimiento y del que, desgraciadamente, no se sabe nada aparte de su ya referida existencia”.
La necesidad creciente de construir el puente chocaba de manera directa con la sempiterna falta de fondos del Ayuntamiento. A pesar de las llamadas de la prensa en este sentido, el proceso sufrió una dilatación de años. A finales de 1888 la construcción de un nuevo puente estaba tan paralizada que se decide ejecutar una serie de intervenciones de urgencia en el puente del arquitecto Martin Saracibar que amenazaba una ruina inminente. Estas obras tuvieron un presupuesto de salida de 11.785,25 pesetas, lo que prueba la importancia de las mismas.
Es posible que esta intervención no se llegara a realizar, ya que unos meses después se decide, por fin, dar comienzo al proyecto de Benedicto y Lombía. A finales de julio de 1889 se procede a la subasta tanto de las piezas de hierro como de la pavimentación. Las obras se iniciaron a finales de año, una vez habían llegado a la ciudad las diferentes piezas de hierro que componían la construcción. A mediados de enero de 1890 se hace constar en la prensa que ya estaba instalado el puente provisional de madera cuya misión era servir de asiento a las piezas de hierro durante su colocación. Además, los obreros se afanaban en armar y remachar el material con el fin de ir colocándolo sobre el puente provisional. Estas operaciones duraron hasta mayo, mes en el que La Crónica Mercantil hace mención a la práctica finalización de las obras, siendo la recepción definitiva del puente el 4 de octubre del mismo año.
Fuente: El siglo en que cambió la ciudad (José Miguel Ortega del Río)
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