Constituyó esta plaza el centro geométrico de la villa en su primitiva formación, cuando aparece ya cercada con su primera muralla, la más antigua de las conocidas. En ella como es de suponer, estaría el núcleo mas importante en la vida de la población, que, sin embargo, se desplazó en cierta actividad, la del mercado, hacia la parte más meridional, por lo que se llamó el Azuguejo, próximo, sino inmediato, a la actual calle de la Platería.
Tenía, entonces, la villa, por aquel siglo XI en que ya se la conoce y figura en la Historia , el carácter de todos los pueblos del tiempo, y para que nada le faltara, en el centro de ella se elevaba la iglesia, en nuestro presente caso, una de las dos iglesias, a cuya sombra se desarrollaba la vida urbana con todos sus detalles y en todos sus aspectos.
Y en efecto, en el centro de la plaza de San Miguel estaba la iglesia de San Pelayo, que habría de ser, por su situación y emplazamiento, la principal de las dos con que contaba nuestra villa, antes de la venida del Conde Ansurez a señorearla.
Dicha iglesia de San Pelayo fue reedificada y rebautizada allá por el siglo XII como Iglesia de San Miguel.
Esta iglesia de San Miguel es la que se menciona siempre en la historia local. En ella estaba la campana cuyo tañido era, para el pueblo un toque de llamada.
Esta iglesia de San Miguel es la que se menciona siempre en la historia local. En ella estaba la campana cuyo tañido era, para el pueblo un toque de llamada.
La plaza previa a su reforma de 2009
A mediados de Septiembre de 1777 “empezaron a demoler las iglesias de San Miguel y San Julián”, dejando aquella su solar para mayor diafanidad y amplitud de la plazuela, que de antiguo se llevó el nombre “de San Miguel”, conservándole, por suerte, aunque haga cerca de dos siglos que desapareció el detalle que la dio título.
A pesar de ser un sitio la plaza de San Miguel, en el cual tantas veces se reunió el pueblo, sobre todo en aquellos tiempos de las Comunidades, en que hubo allí una casa de un exaltado que hasta puso banderas en las ventanas, no conserva nada que recuerde épocas antiguas.
A pesar de ser un sitio la plaza de San Miguel, en el cual tantas veces se reunió el pueblo, sobre todo en aquellos tiempos de las Comunidades, en que hubo allí una casa de un exaltado que hasta puso banderas en las ventanas, no conserva nada que recuerde épocas antiguas.
Fuente: Las Calles de Valladolid. Autor: Juan Agapito y Revilla
(ISBN:84-9761-142-X)
(ISBN:84-9761-142-X)
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