José Zorrilla nació el 21 de febrero de 1817 en la única casa que había por entonces en la calle Fray Luis de Granada (antes llamada calle de la Ceniza). Desde su nacimiento sus padres quisieron que se dedicara a las leyes y trataron de apartarle del arte de los versos.
En ella vivió Zorrilla durante los siete primeros años de su vida y, brevemente, a su vuelta a Valladolid en 1866 tras su regreso de México.
En ella vivió Zorrilla durante los siete primeros años de su vida y, brevemente, a su vuelta a Valladolid en 1866 tras su regreso de México.
Tras su muerte, el Ayuntamiento de Valladolid decidió adquirir el inmueble para honrar la memoria del poeta, convirtiéndola en casa museo. La planta baja fue habilitada como biblioteca gracias a la labor de Narciso Alonso Cortés, importante estudioso de la obra de José Zorrilla. En 1895 se colocó en su fachada una lápida conmemorativa con un busto del poeta, obra del escultor Pastor Valsero con la inscripción:
Aquí nació el eminente poeta
D. José Zorrilla
Año de 1817
D. José Zorrilla
Año de 1817
La casa es de aspecto y estructura sencilla, consta de dos plantas, sótano y jardín. En ella se conservan algunos muebles originales del poeta, como su escritorio, que fueron donados por su viuda. El amueblamiento de la casa pretende recoger el ambiente de la época en la que desarrolló su vida el poeta.
Entre las pinturas que decoran las paredes del piso principal figuran un gran cuadro titulado La llegada al campamento obra del granadino Ruiz de Valdivia, que representa una escena de guerra carlista; una Vista de Sevilla, atribuida al pintor Rafael Romero Barros; Don Quijote enfermo del vallisoletano Miguel Jadraque, realizado en 1905; un retrato del poeta pintado por Ángel Díaz Sánchez y otro lienzo en el que se muestra el aspecto exterior de la iglesia de La Antigua antes de restauración, pintado en 1876 por Santos Tordesillas.
Entre los recuerdos personales de Zorrilla destaca la mascarilla funeraria que obtuvo de su rostro el escultor Aurelio Rodríguez-Vicente Carretero y que fue utilizada para la realización del monumento al poeta que se encuentra en la Plaza de Zorrilla de Valladolid.
Cocina de la casa
En esta cama nació José Zorrilla
Visitando la Casa de José Zorrilla
La visita a la casa se realiza únicamente en visitas guiadas gratuitas de una duración aproximada de 15 minutos. Recorriendo todas las estancias de la casa aprenderéis más de la sociedad de mediados del siglo XIX y de la vida de José Zorrilla.
Escritorio original y silla en la que falleció Zorrilla
Máscara mortuoria de Zorrilla
Al visitar la casa podéis pedir que os pongan un vídeo introductorio a la vida del autor, es muy interesante y no se hace nada pesado.
Espectáculos y actividades
Durante todo el año se organizan diversas actividades en la Casa de José Zorrilla: representaciones teatrales, lecturas de sus obras o pequeños eventos.
Su jardín cobra especial protagonismo durante el mes de julio. En las noches más calurosas del año se representan obras teatrales acompañadas de un buen catering. El precio por asistir a estas sesiones es de tan sólo 10€.
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Comentarios
Te acabo de encontrar y me has dejado con la boca abierta, gracias por toda esta info de esta ciudad que me tiene enamorada. Yo vivo en Madrid pero voy cada 15 días a Pucela ya que mi chico vive allí, así llevo ya ocho años y cada vez descubro cosas nuevas de esta ciudad. Me encanta!!
Pasaré casi a diario, un beso!
La dirección de la web está caída, por lo que os aconsejamos que de momento la quitéis, al menos hasta nuevo aviso ;)
Un gran post para un inmenso blog. ¡Enhorabuena de nuevo!
Primero.- En la última "restauración", digamoslo así, el arquitecto (desgraciadamente no sé su nombre)eliminó el papel pintado original, de cuando vivió Zorrilla. Solo se conserva en una habitación. Pregunté a la guía, y me dijo que ese señor había considerado que estaba en mal estado y lo destruyó (veremos sí de verdad fue destruido). La barbarie de este país no tiene solución.
Segundo.- La disposición original de dos habitaciones había sido cambiada, para embutir un piano de cola que, según explicó la guía, había sido donado por una señora con la condición de que se expusiera allí; no sé quien aceptaría, pero tenemos una nueva prueba de falta de sensibilidad, tanto de la donante como de quien quiera que aceptase. Al menos este despropósito es reversible, pero lo del papel, la propia gúia estaba indiganda, aunque no se atrevía a manifestarlo con toda claridad.
He estado en la Casa ayer, mayo 2013, y siento muchísimo que no se preocupen realmente por dar a conocer su obra, presentarla al público y así hacer surgir el interés por descubrirla en profundidad. Me parece una visita orientada a lo anecdótico vanal, algo muy de moda -desgraciadamente hoy en día, cotillear cómo vive el prójimo. Visitar su casa habría de ser una sugerente presentación selecta de fragmentos de sus obras, más cultura, por favor.
María José