Palacio Licenciado Butrón - Convento de Las Brígidas

Palacio Licenciado Butrón

El proceso histórico de este convento se sigue a través de Antolinez de Burgos, Sangrador y González García-Valladolid, a lo que hay que añadir las noticias aún inéditas de Manuel Canesí.

Acceso al Palacio por la calle San Diego

El Convento fue puesto bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles, de Recoletas de Nuestra Madre Santa Brígida. Impulsora de su fundación fue la venerable madre doña Marina de Escobar, fiel devota de Santa Brígida.

Antes de su rehabilitación. Foto. AMVA

Esta sierva de Dios, que ejerció tremenda ascendencia en la devoción vallisoletana del primer tercio del siglo XVII, movilizó todos los recursos de que disponía, sobre todo la ascendencia sobre los grandes.


A través de sus visiones se fue forjando el ideal del establecimiento en Valladolid del convento de religiosas de Santa Brígida, de la regla de San Agustín, pero ella actuaba además como inspiradora de la reforma que la orden necesitaba. A su inspiración también se debe el hábito que habrían de poseer las madres vallisoletanas.


No se detuvo, dada su gran influencia, ni ante escribir el propio rey Felipe IV, para que este interesara al Papa la fundación. Urbano VIII por bula de 1628 aprobó la fundación. Pero doña Marina, fallecida en 1633, no debía por propios ojos asistir al nacimiento de la orden en Valladolid, pero con todo es a ella a quien hay que atribuir el mérito del establecimiento en Valladolid.



El 10 de octubre de 1637 es la fecha de afincamiento en Valladolid. Según Canesí, Felipe IV donó para que se instalaran la casa del Marqués de Villena; compraron las madres el palacio del licenciado Butrón, que era uno de los buenos de la ciudad. Hubo necesidad de iniciar la construcción de una iglesia. La bendición y dedicación del convento fue realizada por el obispo de la ciudad Fray Gregorio de Pedrosa.

Vista desde el Patio Interior


Tres monjas del convento de las Agustinas Recoletas de Villafranca del Bierzo formaron el núcleo de la comunidad, incrementada por otras madres de Valladolid. El núcleo fundamental del convento siguió siendo el palacio que se hiciera construir en la década del sesenta del siglo XVI don Francisco de Butrón, abogado en la Real Audiencia y Chancillería, que se ha conservado hasta hoy y en el que las madres hicieron diversas reformas para adecuar el recinto a sus necesidades.

Iglesia de las Brigidas


Pero debido al crecimiento de la comunidad y al auge monástico de Valladolid, junto con la popularidad de doña Marina en el culto de la ciudad, se decidió elevar el edificio templario que ha llegado hasta nosotros. Por lo que el edificio consta de dos partes: la propiamente conventual y la iglesia. Ya en 1668 se hacen los trabajos preliminares para la construcción de la iglesia. En los libros de cuentas hay puntuales referencias a la construcción de edificio. Arrancan las partidas de 1692. Desconocemos quién hace la traza, pero en cambio sí sabemos que su ejecutor fue el maestro de obras Manuel Izquierdo.


En rigor la obra se fragmenta según las especializaciones, en carpintería, albañilería, cantería, etc. Los trabajos del templo recayeron en los hermanos Tomás y Manuel Machuca. Se menciona al maestro de carpintería Antonio Donoso, que había sido el autor de las puertas de la iglesia. Hay referencia a las piedras de las canteras de Mota de Toro, para hacer los escudos de la fachada, y a las piedras des Castro Jimeno para la Virgen del frontis. El templo fue bendecido el 6 de mayo de 1696, pero aún quedaba pendiente la fábrica de los altares. Concluidos los retablos, el 19 de agosto de 1703 se hizo el traslado del Santísimo, según refiere Ventura Pérez.

Esquina de la calle San Diego con la Plaza de las Brígidas

En Septiembre de 1893 se emprendió una reforma en la fachada del convento que sale a la plaza. Se cambian los huecos originales del palacio por los actuales apuntados, con arreglo a un ideal neogótico. En uno de los alzados se ven los huecos del palacio del licenciado Butrón y los nuevos.
En la cla década de los 80 la comunidad dejó de ser convento, estableciéndose uno nuevo, construido en 1978 por el arquitecto don José María del Fraile.
Actualmente, y desde abril de 2003, tras haber sido rehabilitado, se ha convertido en el Archivo de la Junta de Castilla y León.
El palacio Butrón consta de una magnífica portada de arco de medio punto. Encima viene una imposta, y sobre ella una ventana con dintel adornado con relieves, montado sobre zapatas. El eje se acentúa mas con la presencia del monumental escudo de la familia.


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Fuente: Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. Tomo XV, parte II. Monumentos Religiosos de la ciudad de Valladolid (Conventos y Seminarios). Por Juan José Martín González y Francisco Javier de la Plaza Santiago.

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