El desaparecido Hospital de Esgueva




Fundado a finales del siglo XI por los Condes de Castilla y Señores de Valladolid, Don Pedro Ansúrez y su mujer Doña Eylo, tuvo como finalidad prestar asistencia sanitaria a los menesterosos de la entonces Villa. Juntamente con el Hospital de San Miguel de los Caballeros y el de Todos los Santos, de los Abades, formó parte del legado dejado por el Conde Ansúrez, en cuyo epitafio se recoge que, entre otras grandes obras, "dexó el Hospital de Esgueva con otros dos hospitales".


El último espacio que ocupara el hospital de Esgueva, muy inferior a sus instalaciones iniciales, disponía de un patio con columnas y galerías donde los enfermos y ancianos que residierno durante sus últimos años, podían disfrutar de los beneficios del aire y del sol. (A.M.V.Serie Asociación de la Prensa de Valladolid. 376-1)

No se limitaron los condes a ceder su palacio para fines asistenciales, sino que además se creó una fundación de patronato real, iniciada por el Rey D. Alfonso VI de Castilla y dotada con una renta de seis mil ducados, administrada y dirigida por una cofradía integrada por insignes vallisoletanos que actuó como vice-patrona.




El punto rojo señala la situación del hospital según el plano de Bentura Seco

Dicha cofradía se fue llamando sucesivamente: cofradía de Santa María de Esgueva, de los Escuderos de Santa María de Esgueva. Durante su historia, los miembros siempre formaron un grupo reducido cuyo número oscilaba entre 24 y 30 cofrades, a los que exigía limpieza de sangre y el estricto cumplimiento de las normas por las que se reglaba la fundación.



Mientras se realizó el desalojo de los asilados y enseres del hospital, y debido a su avanzado estado de deterioro, la fachada fue apuntalada, como muestra la fotografía, y las imágenes de la Anunciación y los dos leones que sujetaban sendos escudos entre sus garras, ya habían sido desmontados. (A.M.V.Serie Asociación de la Prensa de Valladolid. 412-1)

A lo largo de más de ochocientos cincuenta años, el hospital conoció, además de patronazgo de todos los reyes reinantes en dicho periodo, la unión en sí mismo de los tres hospitales iniciales; la desaparición de la cofradía al ser sustituida por la Junta Municipal de Beneficencia en el año 1848; su transformación de asociación privada en asociación de carácter público, rebautizada con el nombre de Hospital Municipal de Santa María de Esgueva en 1864; su incorporación al Hospital de la Resurrección en 1865; y su transformación en Instituto de Puericultura y Meteorología hasta 1932, fecha en que se inició un periodo de desintegración y ruina, que finalizó con su derribo en el año 1970.


El edificio construido sobre el solar del que fuera Hospital de Esgueva, acogió en sus bajos las instalaciones del importante Centro Farmaceútico Vallisoletano, desaparecido hace años. (Colección Joaquín Martín de Uña)

El derribo del Hospital de Esgueva no sólo supuso su desaparición, sino también la de varias viviendas y pequeñas tiendas instaladas en su entorno, edificaciones que marcaron una época entrañable para muchos vecinos del barrio de La Antigua, que en pocos años vieron cómo el antiguo solar –la manzana de casas que existe entre las calles de Esgueva, de los Mozos, de la Piedad y Marqués del Duero- se convertía en el actual conjunto de modernas edificaciones que configuran dicho espacio, al tiempo, que desaparecía el trazado de la calle.


Azulejo de censo del Hospital de Santa María de Esgueva. Sirvió para ser empotrado en muros de edificios y propiedades, identificándolos como pertenecientes al Hospital de Santa María de Esgueva, de Valladolid




 La referida remodelación supuso la construcción de las actuales viviendas y locales comerciales, entre los cuales cabe recordar el ya inexistente Centro Farmacéutico.


En la actualidad

Todo lo expuesto es una consecuencia del siempre discutido proceso de crecimiento y progreso de la ciudad, pero el recuerdo de lo que fue el Hospital de Santa María de Esgueva, no puede quedar reducido a los restos depositados en distintos museos de Valladolid y su memoria debería permanecer, al menos, a través de una inscripción que recordara su emplazamiento y existencia.


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-Fuente: Valladolid, una ciudad contada. (Joaquín Martín de Uña)
Editado por el Ayuntamiento de Valladolid.
ISBN: 84-95389-01-0

Comentarios

Rubén ha dicho que…
La ciudad no debía haber perdido este edificio, y menos para levantar en el solar una torre de pisos.
Anónimo ha dicho que…
Lamentable el patrimonio q se a echado a perder, en esta ciudad. Es ver fotografías de la época y quedarme sin palabras. Siempre mirando por sus intereses y no por la ciudad y sus ciudadanos. Una pena.