Por Luis Resines [Profesor del Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid]
Las cartillas de Valladolid son un frágil documento, del que se conocía su existencia, pero escaseaban los datos sobre ellas e incluso el objeto en sí era un desconocido para el clero, y curiosamente las personas que más sabían del tema estaban relacionadas con el mundo de la enseñanza.
Tras una profunda investigación en el archivo de la inacabada Catedral de Valladolid conocí la importancia que tuvieron estas cartillas de doctrina, no sólo desde el punto de vista de la catequesis, sino también desde el aprendizaje a leer y escribir de generaciones y generaciones de personas. Estas cartillas surgen como consecuencia de una petición del Cabildo vallisoletano al rey Felipe II, solicitando la autorización para imprimirlas en exclusiva, de forma que sirvieran como financiación a las obras de la nueva catedral.
El privilegio que autorizaba la impresión en exclusiva de las cartillas tiene fecha del 23 de septiembre de 1583 y ya en diciembre de ese mismo año aparecerán las primeras, indicándonos la seguridad que tenían de su concesión y cómo todo estaba ya dispuesto. En el privilegio se dice que debían contratar imprentas en cinco ciudades: Salamanca, Madrid, Sevilla, Burgos y por supuesto Valladolid, con la intención de difundirlas de forma masiva por todo el reino de Castilla, de manera que todo el mundo pudiera utilizarlas para aprender a leer y a escribir, al tiempo que conocían la doctrina. Las cartillas se fueron imprimiendo con muchas dificultades: se debía contratar a intermediarios que gestionaran la impresión en las distintas ciudades, y como era de esperar siempre hubo falsificadores por lo que se necesitaba un control muy preciso y unas sanciones severas que evitaran la pérdida de unos ingresos fundamentales en la financiación de la Catedral. Estas cartillas se estuvieron imprimiendo durante más de dos siglos y medio, desde 1583 a 1844 y, gracias a la documentación que se conserva en el archivo de la catedral, se ha podido precisar la cantidad impresa: ¡70 millones de cartillas!.
Estamos ante el principal instrumento para que los ciudadanos de los reinos de Castilla y América, mediante un método sencillo, claro y barato, aprendieran a leer, a escribir –si lo precisaban-, la doctrina más elemental como son las oraciones, incluido el ayudar a misa en latín y finalmente la tabla de multiplicar como remate a un aprendizaje básico y muy útil para esas épocas. Los objetivos de estas cartillas se resumen en tres, difundir el conocimiento de la doctrina, cultivar al pueblo y financiar una gran obra arquitectónica, la catedral de Valladolid. Al ser un producto que generaba ingresos, pronto surgieron cartillas falsas, por lo que desde el primer momento aparecerá en la portada una firma a mano para autentificarlas como legítimas. A pesar de ello, se ha calculado que aproximadamente se realizaba una falsificación cada diez años. De los 70 millones que se imprimieron solamente se han conservado veinte cartillas.
La catedral de papel. Historia de las Cartillas de Valladolid
Libro del profesor Dr. D. Luis Resines Llorente
Tras una profunda investigación en el archivo de la inacabada Catedral de Valladolid conocí la importancia que tuvieron estas cartillas de doctrina, no sólo desde el punto de vista de la catequesis, sino también desde el aprendizaje a leer y escribir de generaciones y generaciones de personas. Estas cartillas surgen como consecuencia de una petición del Cabildo vallisoletano al rey Felipe II, solicitando la autorización para imprimirlas en exclusiva, de forma que sirvieran como financiación a las obras de la nueva catedral.
El privilegio que autorizaba la impresión en exclusiva de las cartillas tiene fecha del 23 de septiembre de 1583 y ya en diciembre de ese mismo año aparecerán las primeras, indicándonos la seguridad que tenían de su concesión y cómo todo estaba ya dispuesto. En el privilegio se dice que debían contratar imprentas en cinco ciudades: Salamanca, Madrid, Sevilla, Burgos y por supuesto Valladolid, con la intención de difundirlas de forma masiva por todo el reino de Castilla, de manera que todo el mundo pudiera utilizarlas para aprender a leer y a escribir, al tiempo que conocían la doctrina. Las cartillas se fueron imprimiendo con muchas dificultades: se debía contratar a intermediarios que gestionaran la impresión en las distintas ciudades, y como era de esperar siempre hubo falsificadores por lo que se necesitaba un control muy preciso y unas sanciones severas que evitaran la pérdida de unos ingresos fundamentales en la financiación de la Catedral. Estas cartillas se estuvieron imprimiendo durante más de dos siglos y medio, desde 1583 a 1844 y, gracias a la documentación que se conserva en el archivo de la catedral, se ha podido precisar la cantidad impresa: ¡70 millones de cartillas!.
Estamos ante el principal instrumento para que los ciudadanos de los reinos de Castilla y América, mediante un método sencillo, claro y barato, aprendieran a leer, a escribir –si lo precisaban-, la doctrina más elemental como son las oraciones, incluido el ayudar a misa en latín y finalmente la tabla de multiplicar como remate a un aprendizaje básico y muy útil para esas épocas. Los objetivos de estas cartillas se resumen en tres, difundir el conocimiento de la doctrina, cultivar al pueblo y financiar una gran obra arquitectónica, la catedral de Valladolid. Al ser un producto que generaba ingresos, pronto surgieron cartillas falsas, por lo que desde el primer momento aparecerá en la portada una firma a mano para autentificarlas como legítimas. A pesar de ello, se ha calculado que aproximadamente se realizaba una falsificación cada diez años. De los 70 millones que se imprimieron solamente se han conservado veinte cartillas.
La catedral de papel. Historia de las Cartillas de Valladolid
Libro del profesor Dr. D. Luis Resines Llorente
El D. Luis Resines se embarca en un estudio exhaustivo del tema. Hace una historia muy pormenorizada, analiza los aspectos sociales y económicos, explica su relevancia cultural e importancia religiosa. De forma detallada revisa veintisiete cartillas que se fueron sucediendo, desde la primera de 1583 hasta la de 1818, así como otras cartillas falsas que se publicaron.
La obra recoge una reproducción fotográfica de algunas de las cartillas. Además, la de 1752 se adjunta con el libro en reproducción facsímil. Todo un detalle del Servicio de Publicaciones de la Diputación de Valladolid que ha realizado un excelente trabajo. Hacer click sobre la portada:
La obra recoge una reproducción fotográfica de algunas de las cartillas. Además, la de 1752 se adjunta con el libro en reproducción facsímil. Todo un detalle del Servicio de Publicaciones de la Diputación de Valladolid que ha realizado un excelente trabajo. Hacer click sobre la portada:
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