La desaparecida taberna Casa Donato

Foto 1: Donato Martín, con su hija Meli y su nuera Angelines, a la entrada de Casa D"onato

"Aquí se está mejor que enfrente". Esta sentencia figuró en unos azulejos de la fachada de la cantina que nos ocupa, refiriéndose al manicomio, que antes fue presidio, situado al otro lado de la calle.  La frase ya estaba al llegar Donato Martín. Sea como fuere, estuvo allí muchísimos años remarcando las diferencias entre la vida alegre de la taberna y la tristeza de los que, enfrente, habían perdido la razón o la libertad. 
«Casa Donato», una taberna de grato recuerdo que estaba al lado del río y justo enfrente del Hospital Psiquiátrico. 


Mas de cuarenta años después, aún se mantiene la tapia de la entrada e incluso el letrero que la identifica, «Casa Donato», como un guiño a la nostalgia.

Donato Martín, hombre de paz y bien, persona de una calidad humana extraordinaria, compró en 1937 la Venta Práxedes, que era como se conocía a este negocio desde que el tal Práxedes lo abrió en 1922. Un buen negocio tanto por su situación estratégica como por la fama de su cocina, que Donato se encargó de mantener y aún superar con su diligente servicio en la taberna y en el comedor, siempre llenos de gente de los pueblos que hacía parada antes de pasar el fielato, que estaba colocado a pocos metros de allí, y de albañiles y empleados de la Fábrica Nacional que también estaba cerca. Asimismo disponía de algunas camas para los más necesitados de descanso e incluso de un cobertizo en la parte trasera para que las caballerías pasaran la noche bajo techo. 



Tenía fama el pollo asado que preparaba Angelines, la reina de la cocina, y resultaban especialmente agradables las meriendas, al caer la tarde en la terraza que daba al río. Una ensalada, una tortilla y un poco de chorizo con un porrón, sabían a gloria disfrutando del fresco que proporcionaban las aguas del Pisuerga. 


Donato murió en 1977 y la familia, que tenía otras aspiraciones, cerró la célebre taberna donde "se vivía mejor que enfrente". Más de cuarenta años después, aún se mantiene la tapia de la entrada e incluso el letrero que la identifica, «Casa Donato», como un guiño a la nostalgia.

-Fuente del texto y la foto 1: Historia de 100 tabernas vallisoletanas. José Miguel Ortega Bariego.

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