Día de Reyes sangriento. El atentado contra el café "El largo adios" de Valladolid

El café El Largo Adios en la actualidad

Sobre las seis y media de la tarde del seis de enero de 1981, tres jóvenes de unos 17 o 18 años irrumpieron en el bar -El largo adiós-, conocido en Valladolid por la ideología progresista de su propietario, y en el que anteriormente se habían producido enfrentamientos y atentados protagonizados por elementos extremistas de derecha. Tras romper los cristales de la puerta y del escaparate del bar, penetraron en el establecimiento e inmediatamente procedieron a disparar sobre los clientes (unes 30 personas), que corrieron a parapetarse detrás de las mesas y del mostrador.

El café El Largo Adios en la actualidad

Jorge Simón Escribano, estudiante de quinto curso de derecho, resultó gravemente herido durante el tiroteo. La policía trasladó al herido al Hospital Clínico, donde un equipo de urgencia le Intervino quirúrgicamente para extraerle un proyectil. Posteriormente hubo de ser intervenido de nuevo. Fuentes médicas informaron que el herido tenía alojada una bala en la columna vertebral, que pudo afectar a la movilidad de las extremidades inferiores y que presentaba heridas de diversa índole en la cabeza y el pecho.


Así publicó la noticia "El Norte de Castilla" al día siguiente del atentado

Una llamada anónima a la redacción de El Norte de Castilla atribuyó el atentado a los -Grupos Revolucionarios Armados-.; (el mismo que el mes de noviembre anterior lanzó varios coctales Molotov contra la sede de ese mismo periódico, que quedó completamente destruida). La voz anónima finalizó su mensaje con un. ¡Arriba España!-. Se sabe que Jorge Simón Escribano estuvo vinculado al Partido del Trabajo de España; aunque familiares del herido manifestaron que en ese momento no militaba en ningún partido político y fue alcanzado casualmente por los disparos.

Autores y gestación del atentado

Alfonso Milans del Bosch Jordán de Urriés, de 24 años, legionario y sobrino del ex general condenado por el intento golpista del 23 de febrero de 1981, fue condenado a cuatro años y cinco meses de prisión por su intervención en el atentado ultraderechista contra este bar. Alfonso Milans fue sido considerado autor de un delito de asesinato frustrado y otro de tentativa de incendio, pero se le aplicó la atenuante de ser menor de edad en la fecha del atentado.
El Largo Adios en el año 1978 (Foto: AMVA)

El 3 de mayo de 1984, la Audiencia Nacional ya había condenado a los ultras Luis Alfonso Esteban Rebollo y Francisco José García Ruiz por el asalto al bar. Alfonso Milans del Bosch fue condenado a indemnizar, conjuntamente con los otros dos ultraderechistas condenados anteriormente, con nueve millones de pesetas a la víctima. Los hechos probados de la sentencia de 1984 fueron recogidos en la nueva sentencia, que precisaba que Alfonso Milans del Bosch fue el jefe del grupo que dirigió la denominada "operación de castigo", que tenía el doble objetivo de atentar contra la vida de drogadictos y afiliados a organizaciones de izquierda y de causar daños en el bar, que según los condenados los acogía.


La operación, fue preparada a las doce de la mañana de ese día, y a las seis de la tarde, los ultraderechistas se reunieron en las escalinatas de la catedral, próxima al bar. Al poco rato, y de acuerdo con el plan convenido, Milans del Bosch dio la señal de puesta en marcha a los acordes de un himno elegido como contraseña. Al llegar al bar, simultáneamente, García Ruiz rompió las cristaleras con una barra de hierro enguantada y Alfonso Milans del Bosch arrojó precipitadamente al interior una botella que contenía gasolina. Milans se olvidó de encender la mecha, y por eso, al romperse la botella, la gasolina se derramó, pero no llegó a prenderse. Mientras tanto, Esteban Rebollo realizó varios disparos hacia el interior del local, a través de otra cristalera, que alcanzaron a Jorge Ignacio Simón, entonces estudiante de Derecho y deportista, que era desconocido para los agresores y no estaba significado por sus ideas políticas. Una de las balas le produjo hundimiento craneal, aunque no llegó a afectarle el cerebro, y la otra se le incrustó en la quinta vértebra, lo que le produjo paraplejia irreversible, con pérdida de movimientos en la pierna derecha y le causa dolores al andar. Después de la agresión Milans y su grupo se dieron a la fuga y se reunieron más tarde en la cafetería Oxford. Los miembros del grupo fueron localizados y detenidos al poco tiempo, aunque Milans consiguió huir y fue declarado rebelde. El 15 de abril de 1986 estaba alistado en el tercio Alejandro Farnesio de la Legión, con base en Ronda, y comunicó a sus superiores jerárquicos que él era la persona que había intervenido en el atentado contra el bar El Largo Adiós, por lo que fue puesto a disposición del juez.

-Fuente: La Vanguardia (08-01-1981). El País (12-02-1988).
-Fotografía de Jorge Simón obtenida del Norte de Castilla (09-01-1981)

Comentarios

Gracias por sacar a la memoria de nuevo, esta historia. Yo conocía a uno de los autores, por cierto.
Anónimo ha dicho que…
Hay mucha mitomanía en torno de un café normal y corriente. A lo que veo, se le han echado cargas enormes de "prestigio" a un local que no destaca precisamente por la innovación y apertura a la cultura, entendida ésta como algo que forme parte de lo cotidiano. Mas bien, me creo que a esta gente le cuesta aceptar que están para servir, no para hacer distingos o facilitar gratuitamente una evidente clasificación entre la clientela. De cualquiera de las maneras, pertenecen al ramo de la hostelería vallisoletana, cosa que a mi, particularmente, me causa zozobra y algún estupor, debido al alto grado de cainismo que se da en su seno. Saludos.
Sildavia ha dicho que…
Tremenda historia, parece increible que esto sucediese en nuestra ciudad. Anónimo, de todas maneras, creo que se equivoca de página: debería ir al 11888.com o alguna similar de valoraciones para expresar su opinión sobre los establecimientos que considere oportunos, la función de los hosteleros, su apertura o cerrazón a la cultura o cualquier otra apreciación producto de su experiencia personal, apasionante pero que poco tiene que ver con un hecho dramático como el que relata la entrada. Muchas gracias!
Anónimo ha dicho que…
Mal redactado y con unas cuantas contradicciones.
Además incompleto.
El comentario del anónimo... Vamos, sin desperdicio. Vaya pieza.
Alberto Ramos ha dicho que…
No entiendo la tontería que ha dicho Anónimo el 13/12/2011, ni sé quién se cree él que es para hablar así de los trabajadores vallisoletanos de ese gremio, pero es que tampoco sé a qué viene su absurdo comentario cuando, de lo que se habla en la noticia a comentar no es del bar, ni de los camareros, sino de unos delincuentes que , porque les dio la real gana, podrían habernos matado a cualquiera de nosotros si hubiéramos estado allí. O podrían hacerlo hoy si les da por repetir su..."hazaña".Yo he estado en esa terraza hace dos meses y he vivido a dos calles de ahí durante 40 años y me cuesta asimilar que la sinrazón de esa gentuza nos pudiera haber matado a cualquiera aquel año, o éste, o en cualquiera de los venideros.