Constituye el resto militar más importante de la ciudad. Y se dice militar, porque aunque perteneciente al palacio de la reina, no es sino una puerta de la muralla que le protegía, lo cual ha podido evidenciarse a lo largo de la restauración llevada a cabo por la Dirección General de Bellas Artes.
Doña María de Molina había tenido predilección por la villa, donde se construyó un palacio. Se edificaría en los tiempos de su reinado, siendo esposa de Sancho IV (1284-1295). Muerto su esposo continuó gobernando, de suerte que habría de seguirle ocupando. Al aproximarse el término de su vida, el palacio lo cedió para el establecimiento del Convento cisterciense de las Huelgas, por ella fundado y donde fue sepultada.
Lo que se conserva evidentemente tiene un aire palacial, pero con un tono defensivo. Es una puerta del cinturón que protegía al palacio, pero con arrogancia de portada monumental. Siempre ha sido clasificada como resto mudéjar. El convento de las Huelgas dio continuidad a parte de los restos, y naturalmente interesaba salvaguardar este trozo de la muralla, pues servía como protección al recinto. Sabemos que en 1328 fue atacado por las tropas de Alfonso XI e incendiado, pero se salvó este fragmento entre otros.
Tiene planta rectangular. Se alinea con un trozo de muro por el lado derecho, resto del cinturón. Como la mayor parte de las edificaciones mudéjares, está hecha de ladrillo, sabiamente aparejado. Conforme al esquema mudéjar, forma una fachada rectangular en sentido de la vertical. Dos pilastras en los flancos soportan unos canecillos de piedra, que recibiría una cornisa o alero. Pero ha de tenerse presente que encima vendría un almenado. La fachada se decora con monumental arco túmido, con despiezo a la base del mismo. El acceso se efectúa por una puerta de arco también túmido, pero con despiezo horizontal a partir de los riñones. Encima hay una ventana. Todos los arcos están envueltos de un recuadro en rehundido, a modo de alfiz.
La puerta se alza con sus cuatro paredes exentas. En el interior de la torre, a ambos lados de la puerta, hay unos huecos, que serían habitación para la guardia. La salida de la torre se efectúa en acodo, conforme al sistema militar oriental. Todo esto ha quedado reflejado en la restauración.
Sería utópico dejar exenta la iglesia de la Magdalena para poder contemplar desde las calles Estudios y Colón una bella y nueva perspectiva urbana de nuestra ciudad formada por una iglesia del siglo XVI y una puerta mudejar del siglo XIII.
El grupo de expertos que elaboró la Guía de Arquitectura de Valladolid considera que puertas como ésta solamente se conservan cuatro en España: en Granada la puerta del corral del carbón; en Denia la puerta de Mig; en la localidad de Niebla, en Huelva, la puerta del agua; y en Coca, en la provincia de Segovia, otra sin bautizar.
El paso principal del arco, que no quisieron abrir los técnicos de la anterior restauración, fue abierto en esta última, con lo que ha dejado de ser una puerta ciega. Soliciten en la portería del convento autorización para verla y no se cansen estirando el cuello desde la acera de enfrente: liberarán las cervicales y crecerán unos centímetros.
-Fuente: Monumentos civiles de la ciudad de Valladolid. J.J. Martín González. ISBN: 84-500-8462-8
-Fuente: Aire de siglos. José Delfín Val. ISBN:84-95389-82-7 y 84-96186-05-9
-Fuente: Aire de siglos. José Delfín Val. ISBN:84-95389-82-7 y 84-96186-05-9
Comentarios
En dudoso papel quedan las autoridades del tipo que sean que no son capaces de devolver a la ciudadanía lo que le pertenece. Probablemente, siendo como es el resto más antiguo de Valladolid, se nos sigue escamoteando. No entiendo nada.
Un abrazo.