Las calles de Cebadería, Especería, Vicente Moliner y Cánovas del Castillo, que conforman el recorrido porticado más largo de Valladolid, se unen por un rosario histórico de plazas y plazoletas como la de Poniente, el atrio de San Benito, la Rinconada, el Corrillo, el Ochavo, la de Fuente Dorada, y nos llevan en última instancia, a través de sendas bifurcaciones, hasta la plaza de Portugalete o la plaza de la Universidad.
Cuando el ramal norte del río Esgueva, ahora enterrado y desterrado, discurría por el borde de la ciudad amurallada, surgió este elenco de calles que configuraban el límite norte de un enorme espacio triangular destinado al mercado diario medieval, cuyos tres ángulos coincidían en la Plaza Mayor, la plaza de la Rinconada y la plaza de la Fuente Dorada. En el lado opuesto al río Esgueva, la antigua ciudad histórica se unía con este área mercantil mediante la calle de Platerías, la cual cruzaba el río, y en cuyo extremo norte, frente a la iglesia de la Vera Cruz, se situaba una de las puertas de la ciudad.
Este céntrico y popular recorrido está jalonado de edificios y espacios monumentales con la historia encastada en sus piedras: San Benito, la casa Consistorial, Platerías, la Catedral, la Antigua, la Universidad, amén de magníficos edificios residenciales que revelan el buen hacer de nuestros antepasados.
Fuente: http://www.vecinosvalladolid.org/spip.php?article1768
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