El nacimiento de la prensa local de Valladolid


La prensa forma parte de la historia vallisoletana contemporánea desde el primer momento, puesto que ya, tras la derrota de Cabezón, se contaba con una hoja volandera, titulada “Noticias de Castilla la Vieja”, que se redactaba y publicaba en la clandestinidad. Por su parte, los afrancesados publicaron entre 1808-1813 un semanario titulado “La Gaceta de Valladolid”. A partir de ahí, los vaivenes de la prensa serán los de la propia realidad política.
Con el reinado de Isabel II apareció, sin embargo una coordenada que presidirá durante mucho tiempo la prensa escrita vallisoletana: los llamados “auténticos intereses de Castilla”, surgidos en torno al cereal. El bienio progresista (1854-56), va a propiciar el nacimiento del “periodismo contemporáneo”, según ha indicado Celso Almuiña. Fueron los días en los que nacieron dos competidores, El Avisador y El Correo de Castilla, fusionados por iniciativa del empresario Sabino Herrero Olea en el rotativo El Norte de Castilla, cuyo primer número apareció el viernes 17 de octubre de 1856.


Sin embargo cuando hoy un lector toma entre sus manos este diario, que en los primeros meses de su nacimiento salía en días alternos y que es calificado como el “decano de la prensa española”, en su cabecera puede comprobar la leyenda “fundado en 1854”. Fue ésta la fecha de fundación de la empresa editora de El Avisador, antigüedad que asumió cuando editó dos años después el producto fusionado de El Norte de Castilla.


Era un diario de línea progresista y defensor de los intereses cerealísticos que imprimía por entonces, Francisco Miguel Perillán, hombre fuerte del periódico después, como propietario y director hasta 1870 en que lo vendió, produciéndose un giro conservador del diario que se vinculó durante la Restauración a la burguesía harinera.

Francisco Miguel Perillán

Al Valladolid de comerciantes y dependientes parecía dirigirse desde el mismo título, el que fuera segundo de los periódicos vallisoletanos: La Crónica Mercantil. La ciudad, convertida también al ferrocarril en un centro de distribución de la Meseta norte, perfiló unas clases medias que se convirtieron en los habituales lectores de este periódico. Su propiedad recayó durante la mayor parte del periodo, en su impresor Hijos de Rodríguez, especialmente en Félix Rodríguez.

-Fuente: Una Historia de Valladolid. Varios autores. Coord.: Javier Burrieza Sánchez
ISBN: 84-95389-80-0


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