La villa de Valladolid se convirtió en al año 1559 en el lugar de uno de los más importantes acontecimientos de la Europa religiosa del momento: los autos de fe de mayo y octubre. Fueron acontecimientos que se grabaron en la memoria colectiva de los vallisoletanos. Con estos autos se quiso frenar el creciente luteranismo, que, aunque muy reducido en número, se hubiese multiplicado en el caso de no haber actuado con la suficiente rapidez.
El supuesto grupo luterano vallisoletano estaba formado por élites intelectuales y religiosas que se lanzaron a la búsqueda de las nuevas ideas en los libros más recientes, dirigidos por la familia de los Cazalla. Agustín Cazalla era el mejor preparado del grupo. Permaneció mucho tiempo fuera de España dado su cargo de Capellán del Emperador Carlos y predicador de la Corte. En Alemania entró en contacto con el luteranismo, convirtiéndose en el punto de referencia ideológico y espiritual de su familia, haciendo de su casa el lugar de reunión y difusión de dichas ideas para todos las personas que a él se acercaron.
El proceso inquisitorial se llevó a cabo con celeridad y severidad, en presencia de la regente Juana de Austria, que siempre estuvo influenciada por un Carlos V (fallecido el año anterior) que veía a los procesados por esta causa más como rebeldes políticos que como herejes religiosos.
No todos lo condenados por el tribunal eran ejecutados. Se quemaban efigies cuando el acusado había muerto o se había fugado. En el caso de Leonor de Vivero, madre de Agustín de Cazalla, muerta antes de descubrirse el grupo, enterrada como católica en San Benito, fue desenterrada y quemada en el Campo Grande. Solamente ardían vivos los que no habían dado muestras de arrepentimiento. A los que habían abjurado (entre ellos el propio Cazalla) se las hacía el “favor” de ser estrangulados por el garrote antes de ser devorados por las llamas. Junto a Cazalla tambien fuero ejecutados sus hermanos Francisco, Beatríz y Pedro (este último en el auto celebrado en octubre).
Entre las ejecutadas en mayo de 1559, se encontraron cuatro monjas bernardas del monasterio de Belén, situado en la parroquia de San Juan y otras tres que sufrieron penas menores, convirtiéndose este hecho en un duro golpe para dicho monasterio.
Si Cazalla fue el protagonista del primer auto, fray Domingo de Rojas lo fue del segundo el 8 de octubre ya en presencia de Felipe II. Era este un dominico aristócrata hijo de los marqueses de Poza, alumno de Bartolomé de Carranza, arzobispo de Toledo. Junto a el fueron condenadas un grupo de 30 personas. El propio Carranza sería apresado el 22 de agosto.
Una vez ejecutados los autos de fe, la inquisición no se conformó con terminar con la persona de Agustín Cazalla, sino también con la memoria de su familia y de los lugares en los que habitaron. Sus casas fueron derribadas y sus suelos sembrados de sal, erigiéndose un paredón de piedra que contenía un letrero manifestador de su delito y pena. Una inscripción que rezaba:
“El Santo Oficio de la Inquisición condenó a derogar y asolar estas casas que eran del Dr. Cazalla y de Dª Leonor Vibero, su mujer porque los hereges Luteranos se juntaban en ellas a hacer conventículos contra nra Stª fe católica en 21 de mayo de 1559”
Vale la pena indicar que Leonor Vivero se trataba de la madre del Dr Cazalla y no de su esposa. A la calle se la denominó posteriormente “Del Rótulo de Cazalla”, siendo modificado con la llegada del Régimen Liberal por “Doctor Cazalla” su nombre actual. El rótulo fue eliminado en la primera mitad del siglo XIX.
Fuentes: Guía Misteriosa de Valladolid (Javier Burrieza Sánchez)
Una Historia de Valladolid (Varios autores. Coord.: Javier Burrieza Sánchez)
(1) http://www.uoc.edu/humfil/ct/Hiper_educatius/inquisicion/Autos1.htm
Copia de la época. Precioso documento del célebre Auto inquisitorial
celebrado en Valladolid el 21 de mayo de 1559 que terminó con el grupo
castellano de Erasmistas (1)
celebrado en Valladolid el 21 de mayo de 1559 que terminó con el grupo
castellano de Erasmistas (1)
El proceso inquisitorial se llevó a cabo con celeridad y severidad, en presencia de la regente Juana de Austria, que siempre estuvo influenciada por un Carlos V (fallecido el año anterior) que veía a los procesados por esta causa más como rebeldes políticos que como herejes religiosos.
No todos lo condenados por el tribunal eran ejecutados. Se quemaban efigies cuando el acusado había muerto o se había fugado. En el caso de Leonor de Vivero, madre de Agustín de Cazalla, muerta antes de descubrirse el grupo, enterrada como católica en San Benito, fue desenterrada y quemada en el Campo Grande. Solamente ardían vivos los que no habían dado muestras de arrepentimiento. A los que habían abjurado (entre ellos el propio Cazalla) se las hacía el “favor” de ser estrangulados por el garrote antes de ser devorados por las llamas. Junto a Cazalla tambien fuero ejecutados sus hermanos Francisco, Beatríz y Pedro (este último en el auto celebrado en octubre).
Entre las ejecutadas en mayo de 1559, se encontraron cuatro monjas bernardas del monasterio de Belén, situado en la parroquia de San Juan y otras tres que sufrieron penas menores, convirtiéndose este hecho en un duro golpe para dicho monasterio.
Si Cazalla fue el protagonista del primer auto, fray Domingo de Rojas lo fue del segundo el 8 de octubre ya en presencia de Felipe II. Era este un dominico aristócrata hijo de los marqueses de Poza, alumno de Bartolomé de Carranza, arzobispo de Toledo. Junto a el fueron condenadas un grupo de 30 personas. El propio Carranza sería apresado el 22 de agosto.
Una vez ejecutados los autos de fe, la inquisición no se conformó con terminar con la persona de Agustín Cazalla, sino también con la memoria de su familia y de los lugares en los que habitaron. Sus casas fueron derribadas y sus suelos sembrados de sal, erigiéndose un paredón de piedra que contenía un letrero manifestador de su delito y pena. Una inscripción que rezaba:
“El Santo Oficio de la Inquisición condenó a derogar y asolar estas casas que eran del Dr. Cazalla y de Dª Leonor Vibero, su mujer porque los hereges Luteranos se juntaban en ellas a hacer conventículos contra nra Stª fe católica en 21 de mayo de 1559”
Vale la pena indicar que Leonor Vivero se trataba de la madre del Dr Cazalla y no de su esposa. A la calle se la denominó posteriormente “Del Rótulo de Cazalla”, siendo modificado con la llegada del Régimen Liberal por “Doctor Cazalla” su nombre actual. El rótulo fue eliminado en la primera mitad del siglo XIX.
El rótulo del doctor Cazalla.
Fotocomposición de Juan Carlos Urueña Paredes. (Rincones con fantasma ISBN: 84-95389-97-5)
Fotocomposición de Juan Carlos Urueña Paredes. (Rincones con fantasma ISBN: 84-95389-97-5)
Fuentes: Guía Misteriosa de Valladolid (Javier Burrieza Sánchez)
Una Historia de Valladolid (Varios autores. Coord.: Javier Burrieza Sánchez)
(1) http://www.uoc.edu/humfil/ct/Hiper_educatius/inquisicion/Autos1.htm
Comentarios
¿Sabía usted que la doctrina que presentan estos luteranos es tan depurada como la del "últomo Lutero?
No hemos de olvidar que la Reforma en Alemania fue lenta y larga, mientras que la española, aunque tuvo un proceso largo entre alumbrados y erasmistas eclosinó en muy poco tiempo.
dios mio!
que fanatismo e intolerancia ciega
y encia e nombre de dioss decian elos...se me hiela la sangre en las venas...
descansen en paz dr cazalla y todos los que fueron vilmente asesinados..con el
¿Crees que la novela “El Hereje” de Miguel Delibes refleja la forma de vida de los luteranos vallisoletanos?
¿Podrías enviarme alguna foto o copia de los autos de fe?
Gracias.
Ah, espera. Dice además que son santos (santidad debe tener que ver con limpieza moral) los que observaban friamente como chillaban hasta morir, por las llamas o ahogados por el humo,
a aquellos que pensaban de otro modo. Vale, vale.