Por Pascual Martínez Sopena
La Crónica Latina de los Reyes de Castilla debió ser escrita por el obispo Juan Osma, que había regido la colegiata de Santa María de Valladolid hasta 1232. Tal vez por eso relata con tanto detalle ciertos sucesos que debió vivir directamente, los cuales condujeron a la proclamación de Fernando III el 2 de Julio de 1217. Sin entrar en grandes detalles, conviene recordar que el trono había quedado vacante por la inesperada muerte de Enrique I. ¿Quién le sucedería? Una parte considerable de la nobleza castellana –encabezada por la casa de Lara-, era hostil a la heredera legítima, la Infanta Berenguela. Alfonso IX de León (en otro tiempo marido de la propia infanta, y padre de sus vástagos, había cruzado la frontera en son de guerra, instigado por los Lara.
Entre las ciudades, Palencia y Valladolid habían acogido con calor a la infanta y a sus hijos Fernando y Alfonso. No así las villas y ciudades del sur del Duero, cuyo apoyo era imprescindible. Estas regiones eran las mas aguerridas del reino y sus concejos solo dependían del rey; pero también se hallaban muy influidos por los Lara. En este momento estaban convocados en Segovia para tratar la sucesión al trono. Allí llegaron los emisarios de la infanta Berenguela, que convencieron a los reunidos para proseguir sus deliberaciones en Valladolid. Y aquí se alcanzó el acuerdo, en un descampado donde después se construyó el monasterio de San Francisco. La muchedumbre congregada pidió a Berenguela que se acercara al mercado, donde hoy está la Plaza Mayor.
En nombre de todos, alguien le explicó que reconocían sus derechos y la acataban como reina, aunque le pedían que renunciara al trono a favor de su hijo mayor, Fernando. La infanta accedió y Fernando III se convirtió en rey con 16 años. Su solemne investidura se celebró a continuación, en la colegiata de Santa María.
El futuro deparó sorpresas a los actores y figurantes del drama. Al cabo de un par de días, Alfonso IX llegaba a Arroyo con sus tropas, pero cuando supo lo que había pasado en Valladolid, vio prudente regresar a León. Los Lara desaparecieron por largo tiempo de la escena política del país, lo que facilitó su pacificación. Berenguela, que había tenido que abdicar de sus derechos porque se consideraba que el cargo regio era demasiado para una mujer, fue llamada siempre reina y, actuó como tal hasta su muerte en 1246.
Entre las ciudades, Palencia y Valladolid habían acogido con calor a la infanta y a sus hijos Fernando y Alfonso. No así las villas y ciudades del sur del Duero, cuyo apoyo era imprescindible. Estas regiones eran las mas aguerridas del reino y sus concejos solo dependían del rey; pero también se hallaban muy influidos por los Lara. En este momento estaban convocados en Segovia para tratar la sucesión al trono. Allí llegaron los emisarios de la infanta Berenguela, que convencieron a los reunidos para proseguir sus deliberaciones en Valladolid. Y aquí se alcanzó el acuerdo, en un descampado donde después se construyó el monasterio de San Francisco. La muchedumbre congregada pidió a Berenguela que se acercara al mercado, donde hoy está la Plaza Mayor.
En nombre de todos, alguien le explicó que reconocían sus derechos y la acataban como reina, aunque le pedían que renunciara al trono a favor de su hijo mayor, Fernando. La infanta accedió y Fernando III se convirtió en rey con 16 años. Su solemne investidura se celebró a continuación, en la colegiata de Santa María.
El futuro deparó sorpresas a los actores y figurantes del drama. Al cabo de un par de días, Alfonso IX llegaba a Arroyo con sus tropas, pero cuando supo lo que había pasado en Valladolid, vio prudente regresar a León. Los Lara desaparecieron por largo tiempo de la escena política del país, lo que facilitó su pacificación. Berenguela, que había tenido que abdicar de sus derechos porque se consideraba que el cargo regio era demasiado para una mujer, fue llamada siempre reina y, actuó como tal hasta su muerte en 1246.
-Fuente: Conocer Valladolid. Curso de Patrimonio Cultural 2007/08
Editado por el Ayuntamiento de Valladolid.
ISBN: 978-84-96864-26-9
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