JOSÉ DELFIN VAL
Floranes cuenta que cuando en 1721 se abrió la tumba de Gregorio Fernández en la iglesia del Carmen Calzado para enterrar a uno de sus nuevos dueños “se halló entero el cuerpo” del escultor.
No es por inquietar ni malmeter pero habían pasado 85 años y el cuerpo del artista no se había corrompido. Que un forense busque una explicación a esta cuestión mortuoria.
Cuando comenzaron las obras de readaptación del antiguo Hospital Militar en el primer tramo de Paseo de Zorrilla, aparecieron muchos restos humanos. Sin duda alguna pertenecerían a hombres, mujeres y niños que recibieron sepultura en la iglesia del convento del Carmen Calzado, sobre cuyo suelo se levantó el hospital.
Aquellos restos humanos fueron analizados para conocer su antigüedad, pero el resultado no ha trascendido. Lo que sí ha trascendido es la curiosa circunstancia que se daba en aquellos terrenos sagrados. La iglesia del Carmen coincidía con el lugar donde aparecieron los huesos. En aquella derruida iglesia fue enterrado el escultor Gregorio Fernández que tenía su vivienda-taller enfrente, pasada la Puerta del Carmen, en la margen derecha del paseo. Allí estuvo su tumba y sobre ella el retrato que el hizo el pintor Diego Díaz, conservado actualmente en el museo (el del Colegio de San Gregorio).
En su momento se advirtió que entre aquellos restos encontrados accidentalmente podrían hallarse los del sensible imaginero. Pero no debió ser así, porque nada se supo después. Del enterramiento de Fernández (que murió el 22 de enero 1636) solamente se conserva en el Museo de Valladolid (Palacio de Fabio Nelli) la lápida de su sepultura. Según consta en la inscripción, la tumba fue comprada en 1622 por Gregorio Fernández, su esposa y herederos; y en 1721 por Don Francisco Hogal y Doña Theressa de las Dueñas para sí y sus herederos.
Al morir uno de los nuevos propietarios se encontró incorrupto el cuerpo de Gregorio Fernández. Palabra de Floranes.
-Fuente: Joyas de la Semana Santa de Valladolid. Publicado por Diario El Mundo
Floranes cuenta que cuando en 1721 se abrió la tumba de Gregorio Fernández en la iglesia del Carmen Calzado para enterrar a uno de sus nuevos dueños “se halló entero el cuerpo” del escultor.
No es por inquietar ni malmeter pero habían pasado 85 años y el cuerpo del artista no se había corrompido. Que un forense busque una explicación a esta cuestión mortuoria.
Cuando comenzaron las obras de readaptación del antiguo Hospital Militar en el primer tramo de Paseo de Zorrilla, aparecieron muchos restos humanos. Sin duda alguna pertenecerían a hombres, mujeres y niños que recibieron sepultura en la iglesia del convento del Carmen Calzado, sobre cuyo suelo se levantó el hospital.
Aquellos restos humanos fueron analizados para conocer su antigüedad, pero el resultado no ha trascendido. Lo que sí ha trascendido es la curiosa circunstancia que se daba en aquellos terrenos sagrados. La iglesia del Carmen coincidía con el lugar donde aparecieron los huesos. En aquella derruida iglesia fue enterrado el escultor Gregorio Fernández que tenía su vivienda-taller enfrente, pasada la Puerta del Carmen, en la margen derecha del paseo. Allí estuvo su tumba y sobre ella el retrato que el hizo el pintor Diego Díaz, conservado actualmente en el museo (el del Colegio de San Gregorio).
En su momento se advirtió que entre aquellos restos encontrados accidentalmente podrían hallarse los del sensible imaginero. Pero no debió ser así, porque nada se supo después. Del enterramiento de Fernández (que murió el 22 de enero 1636) solamente se conserva en el Museo de Valladolid (Palacio de Fabio Nelli) la lápida de su sepultura. Según consta en la inscripción, la tumba fue comprada en 1622 por Gregorio Fernández, su esposa y herederos; y en 1721 por Don Francisco Hogal y Doña Theressa de las Dueñas para sí y sus herederos.
Al morir uno de los nuevos propietarios se encontró incorrupto el cuerpo de Gregorio Fernández. Palabra de Floranes.
-Fuente: Joyas de la Semana Santa de Valladolid. Publicado por Diario El Mundo
Comentarios
Un abrazi.
Si os interesa el tema yo publiqué un artículo sobre un monumento que quiso erigirse en memoria de Gregorio Fernández. Creo que está íntegro en Dialnet.