Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) nació en Alcalá de Henares (Madrid).
Instalado en la capital, desde 1568 cursó estudios en la escuela de López de Hoyos, donde escribió sus primeras poesías. Después, hirió en duelo a un tal Antonio de Sigura, lo que pudo pagar con diez años de destierro y con su mano derecha, pero huyó de España.
En 1570, se halla en la Roma del cardenal Acquaviva, entre lujos y refinamientos. Pronto, cambia de vida, alistándose en la expedición contra los turcos. Así quedaría absuelto de su crimen. En 1571 participó, enfermo, en la batalla de Lepanto, donde perdió el uso de su mano izquierda. Aun así, continuó en otras expediciones navales.
Cuando decide regresar a España en 1575, con cartas de recomendación de Juan de Austria, piratas berberiscos atacan su galera cerca de Barcelona. Lo capturan, junto a su hermano Rodrigo, y encierran en las prisiones -baños- de Argel. Por sus cartas de recomendación o por su atractivo personal, sobrevivió a cuatro intentos de fuga -1576-77-78 y 79-, cada uno de los cuales se castigaba habitualmente con pena de muerte.
Cuando sus hermanas y los frailes trinitarios lo rescatan en 1580, Miguel se encuentra confundido en su propio país, del que se ausentó doce años antes. En 1584 nace Isabel, de sus relaciones con Ana Franca, y contrae matrimonio con Catalina Salazar. Un año después publica La Galatea (1585), novela pastoril, con éxito, lo que no logró en el teatro.
Tras algunos tanteos, acepta en 1587 requisar trigo en Sevilla para la Armada Invencible y otras comisiones por Andalucía. La falta de puntualidad en el pago de su salario y la inestable fortuna en el juego le llevan en 1597 a la cárcel de Sevilla, donde debió conocer personajes que retrató en sus obras.
En 1604, vive en Valladolid, ultimando la primera parte de su gran obra. Un penoso episodio, en el que murió Gaspar de Ezpeleta, hace que la familia Cervantes quede arrestada y se insinúe que algunas de sus mujeres mantienen relaciones con ciertos personajes. Liberados, deciden instalarse en 1607 definitivamente en Madrid, donde ya en 1605 había aparecido la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Su éxito fue arrollador y animó a Cervantes a publicar otros escritos: en 1613, las Novelas Ejemplares, primera obra que en castellano se adscribe al género novela. Enseguida, su poema Viaje del Parnaso y sus Ocho comedias y ocho entremeses nunca antes representados, ambos de 1614.
La publicación en 1615 de la segunda parte de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha confirma el éxito obtenido con la primera. Sin embargo, la situación económica de su autor era aún precaria. Nunca olvidó su idea de marchar a Nápoles como secretario de su virrey, el Conde de Lemos, al que dedicó su novela póstuma Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617).
Un año antes fallecía en Madrid el 22 de abril. D.Miguel Pérez Rosado. Doctor en Filología
Primera estancia en Valladolid
La primera ocasión que Miguel de Cervantes residió en Valladolid contaba solamente 4 años.
Acompañando a sus padres (Rodrigo Cervantes y Leonor de Cortina) y hermanos, habitó en una casa situada en la entonces denominada Acera de Sancti Spiritus (hoy Paseo de Zorrilla), próxima al monasterio del mismo nombre, situado enfrente del convento del Carmen Calzado y muy alejada del centro de la por entonces villa del Pisuerga.
Segunda estancia en Valladolid
En 1601 la Corte de Felipe III se estableció en la ciudad del Pisuerga.
El 8 de febrero de 1603 Cervantes todavía se encontraba en Madrid, pero en la primavera de aquel año, una vez concluida su novela El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha iniciaría los trámites para su publicación, recurriendo al librero alcalaíno Francisco de Robles, establecido en 1601 en la calle de La librería de Valladolid. Es posible que Cervantes le entregara su manuscrito durante un viaje que el librero hizo a Madrid en junio de 1604 para que lo presentara al Consejo de Castilla y obtuviese privilegio de impresión, vendiéndole a Robles sus derechos.
A finales de agosto o principios de septiembre de 1604. El escritor se encuentra establecido en Valladolid con su familia, en el cuarto principal de una vivienda ubicada en el Rastro nuevo de los Carneros, extramuros de la ciudad y muy próxima al cauce del río Esgueva.
Durante esta segunda estancia Cervantes coincidió, entre otros, con los escritores Francisco de Quevedo, Luis de Góngora, Luis Vélez de Guevara y Tomás Gracián Dantisco, reencontrándose con sus amigos el doctor y escritor Pedro Sanz de Soria y Cristóbal Suárez de Figueroa.
Todavía residía en Valladolid el 7 de noviembre de 1605 y no se sabe cuándo exactamente abandonó la ciudad. El 4 de marzo de 1606 los Reyes volvieron a Madrid y al poco se trasladó el resto de la Corte. Se supone que Cervantes se dirigió a Toledo, donde en 1606 escribe la Ilustre fregona, pero en el otoño de aquel mismo año la familia Cervantes ya vivía en Madrid.
En la noche del 27 de junio de 1605, cerca de la vivienda de Cervantes, D. Gaspar de Ezpeleta, caballero de la Orden de Santiago, fue gravemente herido por un desconocido embozado, y murió dos días más tarde.
De las averiguaciones procesales que se siguieron se desprende que dicho caballero pidió auxilio y fue socorrido por los vecinos, entre ellos Miguel de Cervantes. Ante la confusión de los diferentes testimonios tomados en el lugar de los hechos, el alcalde Villarroel detuvo a varios testigos, uno de ellos el escritor. (Ver: Cervantes Calumniado-El proceso Ezpeleta)
Valladolid en su obra
Durante su estancia en Valladolid Miguel de Cervantes no cesó en su actividad literaria, escribiendo varias de sus Novelas Ejemplares como El Casamiento engañoso, El Coloquio de los Perros o El Licenciado Vidriera.
También se pueden encontrar en sus obras referencias a distintas circunstancias históricas acaecidas en Valladolid, a parajes de la ciudad y también de sus alrededores.
Su novela El Casamiento engañoso comienza:
"Salía del Hospital de la Resurrección, que está en Valladolid, fuera de la Puerta del Campo, un soldado que, por servirle su espada de báculo y por la flaqueza de sus piernas y marillez de su rostro, mostraba bien claro que, aunque no era el tiempo muy caluroso, debía de haber sudado en veinte días todo el humor que quizá granjeó en una hora. Iba haciendo pinitos y
dando traspiés, como convaleciente; y al entrar por la puerta de la ciudad, vio que hacia él venía un su amigo, a quien no había visto en más de seis meses; el cual, santiguándose como si viera alguna mala visión, llegándose a él, le dijo: -¿Qué es esto, señor alférez Campuzano?..."
En El Licenciado Vidriera (a finales de otoño de 1605) se puede leer:
"No pregunto eso, sino que cuál es mejor lugar: ¿Valladolid o Madrid?. Y respondió: De Madrid, los estremos; de Valladolid, los medios. No lo entiendo repitió el que se lo preguntaba. Y dijo: De Madrid, cielo y suelo; de Valladolid, los entresuelos. Oyó Vidriera que dijo un hombre a otro que, así como había entrado en Valladolid, había caído su mujer muy enferma, porque la había probado la tierra..."
En su novela La gitanilla se integra el romance a la reina Margarita y en él se hace referencia a la iglesia parroquial de San Lorenzo:
"Si me dan cuatro cuartos, les cantaré un romance yo sola, liadísimo en estremo, que trata de cuando la Reina nuestra señora Margarita salió a misa de parida en Valladolid y fue a San Llorente; dígoles que es famoso, y compuesto por un poeta de los del número, como capitán del batallón...."
"Salió a misa de parida / la mayor reina de Europa, en el valor y en el nombre / rica y admirable joya./ Como los ojos se lleva / se lleva las almas todas / de cuantos miran y admiran / su devoción y su pompa/...."
Resulta también muy verosímil que en Valladolid redactara, a finales de 1604, el prólogo de su Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
En otras obras suyas Cervantes menciona parajes de Valladolid como el Espolón (Coloquio de los perros), los ríos Pisuerga (El Quijote, I, 18 y II, 44; La Galatea) y Esgueva (Viaje al Parnaso, VIII), la fuente de Argales o el Caño Dorado.
Tampoco faltan alusiones a las localidades de Tordesillas (Persiles y Segismundo, IV y El Quijote, II, 62 y 70), Alaejos (El licenciado Vidriera), Valdestillas (La ilustre fregona) y Medina del Campo (El Quijote, II, 31 o Rinconete y Cortadillo).
Sus estatua y otros recuerdos
En 1876 el cervantista Mariano Pérez Mínguez encabezó una suscripción pública para erigir una estatua a Cervantes, que fue realizada por el escultor Nicolás Fernández de la Oliva e inaugurada el 29 de septiembre 1877 en el entonces denominado Campillo del Rastro.
La figura del escritor se dispuso sobre un pedestal, aprovechado de la desaparecida fuente de la Rinconada, y en él se instalaron cuatro relieves realizados por Pablo Santos de Berasategui, además de cuatro bustos de mármol igualmente reutilizados.
En 1889, debido a las obras de urbanización que se llevaron a cabo en la zona del río Esgueva y la calle de Miguel Iscar, se acordó, trasladar el monumento a la plaza de la Universidad, construyéndose con tal motivo otro pedestal más sencillo en que ya no se colocaron los relieves con episodios cervantinos, que ahora se conservan en el Museo Casa de Cervantes.
Posteriormente la memoria de la figura u obra de Cervantes se ha continuado honrando mediante varias lápidas situadas en distintos parajes de la ciudad. Así figuran recuerdos evocadores de su estancia en Valladolid colocados en el solar que ocupó el Hospital de la Resurrección en la Acera de Recoletos, en los muros de la torre de la Iglesia Parroquial de San Lorenzo o en el pretil del Puente Mayor.
Igualmente la ciudad cuenta con calles dedicadas al Licenciado Vidriera (nombre concedido en 1965 a la prolongación de la denominada en 1855 c/ Mendizábal, hoy c/ Menéndez y Pelayo), a La Galatea (concedido en 1965 a la prolongación de la antigua c/ del Candil, hoy c/ de doña Marina de Escobar) y a Dulcinea (al acceso desde la c/ Miguel Íscar a la c/ del Rastro).
Identificación de la vivienda
La publicación de un extracto del proceso por Juan Antonio Pellicer, en su esmerada edición de El Quijote (1797), y su reproducción en 1819 por el historiador cervantista Martín Fernández Navarrete, suscitó la curiosidad por averiguar si todavía existía la casa donde había vivido Cervantes.
Aunque la documentación referente a este suceso no fue entonces suficiente para fijar con seguridad la casa donde habitó el escritor, en 1862 el profesor D. José Santa María de Hita fue capaz de localizar la ubicación exacta de las estancias habitadas por Cervantes, que fue aceptada oficialmente por todas las instituciones culturales y políticas el 23 de junio de 1866.
-Fuente:http://museocasacervantes.mcu.es/jsp/plantilla.jsp?id=32
-Vease también el artículo "Casa Museo de Cervantes"
Instalado en la capital, desde 1568 cursó estudios en la escuela de López de Hoyos, donde escribió sus primeras poesías. Después, hirió en duelo a un tal Antonio de Sigura, lo que pudo pagar con diez años de destierro y con su mano derecha, pero huyó de España.
En 1570, se halla en la Roma del cardenal Acquaviva, entre lujos y refinamientos. Pronto, cambia de vida, alistándose en la expedición contra los turcos. Así quedaría absuelto de su crimen. En 1571 participó, enfermo, en la batalla de Lepanto, donde perdió el uso de su mano izquierda. Aun así, continuó en otras expediciones navales.
Cuando decide regresar a España en 1575, con cartas de recomendación de Juan de Austria, piratas berberiscos atacan su galera cerca de Barcelona. Lo capturan, junto a su hermano Rodrigo, y encierran en las prisiones -baños- de Argel. Por sus cartas de recomendación o por su atractivo personal, sobrevivió a cuatro intentos de fuga -1576-77-78 y 79-, cada uno de los cuales se castigaba habitualmente con pena de muerte.
Cuando sus hermanas y los frailes trinitarios lo rescatan en 1580, Miguel se encuentra confundido en su propio país, del que se ausentó doce años antes. En 1584 nace Isabel, de sus relaciones con Ana Franca, y contrae matrimonio con Catalina Salazar. Un año después publica La Galatea (1585), novela pastoril, con éxito, lo que no logró en el teatro.
Tras algunos tanteos, acepta en 1587 requisar trigo en Sevilla para la Armada Invencible y otras comisiones por Andalucía. La falta de puntualidad en el pago de su salario y la inestable fortuna en el juego le llevan en 1597 a la cárcel de Sevilla, donde debió conocer personajes que retrató en sus obras.
En 1604, vive en Valladolid, ultimando la primera parte de su gran obra. Un penoso episodio, en el que murió Gaspar de Ezpeleta, hace que la familia Cervantes quede arrestada y se insinúe que algunas de sus mujeres mantienen relaciones con ciertos personajes. Liberados, deciden instalarse en 1607 definitivamente en Madrid, donde ya en 1605 había aparecido la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. Su éxito fue arrollador y animó a Cervantes a publicar otros escritos: en 1613, las Novelas Ejemplares, primera obra que en castellano se adscribe al género novela. Enseguida, su poema Viaje del Parnaso y sus Ocho comedias y ocho entremeses nunca antes representados, ambos de 1614.
La publicación en 1615 de la segunda parte de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha confirma el éxito obtenido con la primera. Sin embargo, la situación económica de su autor era aún precaria. Nunca olvidó su idea de marchar a Nápoles como secretario de su virrey, el Conde de Lemos, al que dedicó su novela póstuma Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617).
Un año antes fallecía en Madrid el 22 de abril. D.Miguel Pérez Rosado. Doctor en Filología
Primera estancia en Valladolid
La primera ocasión que Miguel de Cervantes residió en Valladolid contaba solamente 4 años.
Acompañando a sus padres (Rodrigo Cervantes y Leonor de Cortina) y hermanos, habitó en una casa situada en la entonces denominada Acera de Sancti Spiritus (hoy Paseo de Zorrilla), próxima al monasterio del mismo nombre, situado enfrente del convento del Carmen Calzado y muy alejada del centro de la por entonces villa del Pisuerga.
Segunda estancia en Valladolid
En 1601 la Corte de Felipe III se estableció en la ciudad del Pisuerga.
El 8 de febrero de 1603 Cervantes todavía se encontraba en Madrid, pero en la primavera de aquel año, una vez concluida su novela El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha iniciaría los trámites para su publicación, recurriendo al librero alcalaíno Francisco de Robles, establecido en 1601 en la calle de La librería de Valladolid. Es posible que Cervantes le entregara su manuscrito durante un viaje que el librero hizo a Madrid en junio de 1604 para que lo presentara al Consejo de Castilla y obtuviese privilegio de impresión, vendiéndole a Robles sus derechos.
A finales de agosto o principios de septiembre de 1604. El escritor se encuentra establecido en Valladolid con su familia, en el cuarto principal de una vivienda ubicada en el Rastro nuevo de los Carneros, extramuros de la ciudad y muy próxima al cauce del río Esgueva.
Durante esta segunda estancia Cervantes coincidió, entre otros, con los escritores Francisco de Quevedo, Luis de Góngora, Luis Vélez de Guevara y Tomás Gracián Dantisco, reencontrándose con sus amigos el doctor y escritor Pedro Sanz de Soria y Cristóbal Suárez de Figueroa.
Todavía residía en Valladolid el 7 de noviembre de 1605 y no se sabe cuándo exactamente abandonó la ciudad. El 4 de marzo de 1606 los Reyes volvieron a Madrid y al poco se trasladó el resto de la Corte. Se supone que Cervantes se dirigió a Toledo, donde en 1606 escribe la Ilustre fregona, pero en el otoño de aquel mismo año la familia Cervantes ya vivía en Madrid.
En la noche del 27 de junio de 1605, cerca de la vivienda de Cervantes, D. Gaspar de Ezpeleta, caballero de la Orden de Santiago, fue gravemente herido por un desconocido embozado, y murió dos días más tarde.
De las averiguaciones procesales que se siguieron se desprende que dicho caballero pidió auxilio y fue socorrido por los vecinos, entre ellos Miguel de Cervantes. Ante la confusión de los diferentes testimonios tomados en el lugar de los hechos, el alcalde Villarroel detuvo a varios testigos, uno de ellos el escritor. (Ver: Cervantes Calumniado-El proceso Ezpeleta)
Valladolid en su obra
Durante su estancia en Valladolid Miguel de Cervantes no cesó en su actividad literaria, escribiendo varias de sus Novelas Ejemplares como El Casamiento engañoso, El Coloquio de los Perros o El Licenciado Vidriera.
También se pueden encontrar en sus obras referencias a distintas circunstancias históricas acaecidas en Valladolid, a parajes de la ciudad y también de sus alrededores.
Su novela El Casamiento engañoso comienza:
"Salía del Hospital de la Resurrección, que está en Valladolid, fuera de la Puerta del Campo, un soldado que, por servirle su espada de báculo y por la flaqueza de sus piernas y marillez de su rostro, mostraba bien claro que, aunque no era el tiempo muy caluroso, debía de haber sudado en veinte días todo el humor que quizá granjeó en una hora. Iba haciendo pinitos y
dando traspiés, como convaleciente; y al entrar por la puerta de la ciudad, vio que hacia él venía un su amigo, a quien no había visto en más de seis meses; el cual, santiguándose como si viera alguna mala visión, llegándose a él, le dijo: -¿Qué es esto, señor alférez Campuzano?..."
Esta placa está situada en la actualidad en la Casa Mantilla, lugar donde en su día estuvo el Hospital de la Resurrección
En El Licenciado Vidriera (a finales de otoño de 1605) se puede leer:
"No pregunto eso, sino que cuál es mejor lugar: ¿Valladolid o Madrid?. Y respondió: De Madrid, los estremos; de Valladolid, los medios. No lo entiendo repitió el que se lo preguntaba. Y dijo: De Madrid, cielo y suelo; de Valladolid, los entresuelos. Oyó Vidriera que dijo un hombre a otro que, así como había entrado en Valladolid, había caído su mujer muy enferma, porque la había probado la tierra..."
En su novela La gitanilla se integra el romance a la reina Margarita y en él se hace referencia a la iglesia parroquial de San Lorenzo:
"Si me dan cuatro cuartos, les cantaré un romance yo sola, liadísimo en estremo, que trata de cuando la Reina nuestra señora Margarita salió a misa de parida en Valladolid y fue a San Llorente; dígoles que es famoso, y compuesto por un poeta de los del número, como capitán del batallón...."
"Salió a misa de parida / la mayor reina de Europa, en el valor y en el nombre / rica y admirable joya./ Como los ojos se lleva / se lleva las almas todas / de cuantos miran y admiran / su devoción y su pompa/...."
Resulta también muy verosímil que en Valladolid redactara, a finales de 1604, el prólogo de su Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
En otras obras suyas Cervantes menciona parajes de Valladolid como el Espolón (Coloquio de los perros), los ríos Pisuerga (El Quijote, I, 18 y II, 44; La Galatea) y Esgueva (Viaje al Parnaso, VIII), la fuente de Argales o el Caño Dorado.
Tampoco faltan alusiones a las localidades de Tordesillas (Persiles y Segismundo, IV y El Quijote, II, 62 y 70), Alaejos (El licenciado Vidriera), Valdestillas (La ilustre fregona) y Medina del Campo (El Quijote, II, 31 o Rinconete y Cortadillo).
Sus estatua y otros recuerdos
En 1876 el cervantista Mariano Pérez Mínguez encabezó una suscripción pública para erigir una estatua a Cervantes, que fue realizada por el escultor Nicolás Fernández de la Oliva e inaugurada el 29 de septiembre 1877 en el entonces denominado Campillo del Rastro.
La figura del escritor se dispuso sobre un pedestal, aprovechado de la desaparecida fuente de la Rinconada, y en él se instalaron cuatro relieves realizados por Pablo Santos de Berasategui, además de cuatro bustos de mármol igualmente reutilizados.
En 1889, debido a las obras de urbanización que se llevaron a cabo en la zona del río Esgueva y la calle de Miguel Iscar, se acordó, trasladar el monumento a la plaza de la Universidad, construyéndose con tal motivo otro pedestal más sencillo en que ya no se colocaron los relieves con episodios cervantinos, que ahora se conservan en el Museo Casa de Cervantes.
Posteriormente la memoria de la figura u obra de Cervantes se ha continuado honrando mediante varias lápidas situadas en distintos parajes de la ciudad. Así figuran recuerdos evocadores de su estancia en Valladolid colocados en el solar que ocupó el Hospital de la Resurrección en la Acera de Recoletos, en los muros de la torre de la Iglesia Parroquial de San Lorenzo o en el pretil del Puente Mayor.
Igualmente la ciudad cuenta con calles dedicadas al Licenciado Vidriera (nombre concedido en 1965 a la prolongación de la denominada en 1855 c/ Mendizábal, hoy c/ Menéndez y Pelayo), a La Galatea (concedido en 1965 a la prolongación de la antigua c/ del Candil, hoy c/ de doña Marina de Escobar) y a Dulcinea (al acceso desde la c/ Miguel Íscar a la c/ del Rastro).
Identificación de la vivienda
La publicación de un extracto del proceso por Juan Antonio Pellicer, en su esmerada edición de El Quijote (1797), y su reproducción en 1819 por el historiador cervantista Martín Fernández Navarrete, suscitó la curiosidad por averiguar si todavía existía la casa donde había vivido Cervantes.
Grabado de las casas de Juan de las Navas (J. Morán, Vida de Cervantes, III. El Quijote. 1862-1863).
Aunque la documentación referente a este suceso no fue entonces suficiente para fijar con seguridad la casa donde habitó el escritor, en 1862 el profesor D. José Santa María de Hita fue capaz de localizar la ubicación exacta de las estancias habitadas por Cervantes, que fue aceptada oficialmente por todas las instituciones culturales y políticas el 23 de junio de 1866.
-Fuente:http://museocasacervantes.mcu.es/jsp/plantilla.jsp?id=32
-Vease también el artículo "Casa Museo de Cervantes"
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