Don Diego Sarmiento de Acuña (Conde de Gondomar)
Por José Delfín Val
En el Palacio del Conde de Gondomar hubo una gran biblioteca que el conde había reunido durante sus años de embajador de Felipe III en Alemania, Francia e Inglaterra.
Los historiadores de Valladolid, que citaban esta biblioteca particular como un depósito cultural inmenso, valioso e irrepetible, coinciden en afirmar que el número de libros reunidos, en la que hoy conocemos como “Casa del Sol”, podría alcanzar la cifra de 15.000 ejemplares. Todos los fue adquiriendo y pagando de su bolsa (de la que cuentan que nunca se vaciaba) el culto Don Diego Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar.
Debió ser el conde un hombre serio, de aplomo, conspicuo y circunspecto, a juzgar por el retrato suyo que se conserva en el Ministerio de Asuntos Exteriores, en Madrid. Fue nombrado regidor perpetuo de Valladolid después de haber sido Corregidor en el difícil año de 1602, año de implantación de la corte en nuestra ciudad.
De aquella gran biblioteca desaparecida de Valladolid hicieron elogiosos comentarios dos de nuestros historiadores más serios, Antolinez de Burgos y Canesi. Recurro a Jesús Urrea, quien en su libro Arquitectura y Nobleza. Casas y Palacios de Valladolid reúne las opiniones de ambos historiadores en un significativo párrafo al que se nos van los ojos, llorosos, porque dejamos perder tan valioso tesoro.
En síntesis, la colección de libros del conde de Gondomar estaba formada por libros “de todas facultades y lenguas, recogidos por los más esmerados y eruditos de aquella edad en España, Flandes, Francia, Alemania e Inglaterra; en que gastó muchos reales, unos de materia de Estado y otros de observaciones para todo género de contingencias de paz y guerra y muchos papeles escogidos de grande discreción y doctrina, y todos están colocados en cuatro piezas dilatadas con diez hileras de estantes cada una, sin que se descubra blanco en las paredes con ser muy altas, la una se compone de libros manuscritos, de rara curiosidad de doctrinas y experiencias políticas, y las otras tres de todo género de libros, todo señal de su gran gusto, talento y universal inteligencia, joya de gran valor por ser de las más nuevas impresiones y mucha curiosidad…”
En 1785 el heredero del título y mayorazgo de los condes de Gondomar, marqués de Malpica, cedió la biblioteca a Carlos IV. Hoy los libros y manuscritos de la citada biblioteca se encuentran repartidos entre la Academia de la Historia, la Biblioteca Nacional y la Bibliteca del Palacio Real, sobre todo en esta última.
Los historiadores de Valladolid, que citaban esta biblioteca particular como un depósito cultural inmenso, valioso e irrepetible, coinciden en afirmar que el número de libros reunidos, en la que hoy conocemos como “Casa del Sol”, podría alcanzar la cifra de 15.000 ejemplares. Todos los fue adquiriendo y pagando de su bolsa (de la que cuentan que nunca se vaciaba) el culto Don Diego Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar.
Debió ser el conde un hombre serio, de aplomo, conspicuo y circunspecto, a juzgar por el retrato suyo que se conserva en el Ministerio de Asuntos Exteriores, en Madrid. Fue nombrado regidor perpetuo de Valladolid después de haber sido Corregidor en el difícil año de 1602, año de implantación de la corte en nuestra ciudad.
De aquella gran biblioteca desaparecida de Valladolid hicieron elogiosos comentarios dos de nuestros historiadores más serios, Antolinez de Burgos y Canesi. Recurro a Jesús Urrea, quien en su libro Arquitectura y Nobleza. Casas y Palacios de Valladolid reúne las opiniones de ambos historiadores en un significativo párrafo al que se nos van los ojos, llorosos, porque dejamos perder tan valioso tesoro.
Palacio del Conde de Gondomar (Casa del Sol)
En síntesis, la colección de libros del conde de Gondomar estaba formada por libros “de todas facultades y lenguas, recogidos por los más esmerados y eruditos de aquella edad en España, Flandes, Francia, Alemania e Inglaterra; en que gastó muchos reales, unos de materia de Estado y otros de observaciones para todo género de contingencias de paz y guerra y muchos papeles escogidos de grande discreción y doctrina, y todos están colocados en cuatro piezas dilatadas con diez hileras de estantes cada una, sin que se descubra blanco en las paredes con ser muy altas, la una se compone de libros manuscritos, de rara curiosidad de doctrinas y experiencias políticas, y las otras tres de todo género de libros, todo señal de su gran gusto, talento y universal inteligencia, joya de gran valor por ser de las más nuevas impresiones y mucha curiosidad…”
En 1785 el heredero del título y mayorazgo de los condes de Gondomar, marqués de Malpica, cedió la biblioteca a Carlos IV. Hoy los libros y manuscritos de la citada biblioteca se encuentran repartidos entre la Academia de la Historia, la Biblioteca Nacional y la Bibliteca del Palacio Real, sobre todo en esta última.
Comentarios
Otra biblioteca de capital importancia fue la del Duque de Uceda que tan bien describe este libro: http://www.calambureditorial.com/index.php?section=catalogo&pagina=producto&idioma=es&producto=1581418
Un saludo.