El conjunto arquitectónico de lo que fuera Matadero Municipal de Valladolid es, sin duda alguna, el ejemplo más paradigmático e importante de arquitectura racionalista en la ciudad. Su realización, resuelta a través de un concurrido e interesantísimo concurso, puede compararse con lo acontecido en torno a la construcción de los tres mercados municipales, que durante algo más de treinta años se debatió, ampliamente, en el Valladolid de la segunda mitad del siglo XIX.
Si los proyectos de los nuevos mercados, los materializados y los dejados sobre el papel, protagonizaron la introducción sistemática y asentamiento del uso del hierro en la arquitectura vallisoletana, la obra del Matadero constituyó el fiel reflejo de las necesidades de una época, de una sociedad y una cultura, que en busca de modernidad y contemporaneidad con el resto de Europa no logró una lógica continuidad y madurez tras el desenlace de la Guerra Civil. Valladolid necesitaba de las instalaciones de un nuevo matadero, urgentemente, desde hacía años.
Los nuevos tiempos y la renovación de la arquitectura ya están presentes en el concurso convocado para elegir al mejor de los proyectos. Así, desde 1926, año en que éste se celebra, hasta 1932, momento en que, definitivamente, se confirma el proyecto a materializar, el trabajo ganador obra del ingeniero industrial Alberto Colomina y Botí, pasa de ser un notable ejemplo de lo que desde un principio pretendía, salvando las distancias, el jurado del concurso; "un establecimiento moderno".
Paralizada la iniciativa entre 1926-31 por no conseguir la financiación para las obras, las condiciones bajo las que se había concebido el proyecto se modifican con el paso de los años, lo cual obliga a una reforma del proyecto en 1931, instalándose definitivamente el matadero en el solar situado entre el fielato de La Rubia y el camino de La Esperanza.
La constructora de Timoteo Rojas Carrera llevó a cabo la construcción del mismo. A finales de abril de 1931, Colomina firmó los primeros planos del Matadero que fue inaugurado en el año 1936. El Matadero llegó a convertirse en el principal ejemplo de arquitectura racionalista en Valladolid.
No conocemos al autor de las fotografías que aquí se muestran y que fueron encontradas en el domicilio del alcalde García Quintana. Sin embargo, una de ellas se publica en la memoria de la I Feria de Muestras de Valladolid que tuvo lugar del 15 al 30 de septiembre de 1935. La dureza del trabajo allí realizado queda patente a través de dichas imágenes.
El establecimiento, recientemente restaurado por el municipio, perdió su uso como matadero a finales de los años 80, y ahora forma parte del complejo dotacional Zona Sur. La parte restaurada es el edificio de entrada del antiguo matadero.
Si los proyectos de los nuevos mercados, los materializados y los dejados sobre el papel, protagonizaron la introducción sistemática y asentamiento del uso del hierro en la arquitectura vallisoletana, la obra del Matadero constituyó el fiel reflejo de las necesidades de una época, de una sociedad y una cultura, que en busca de modernidad y contemporaneidad con el resto de Europa no logró una lógica continuidad y madurez tras el desenlace de la Guerra Civil. Valladolid necesitaba de las instalaciones de un nuevo matadero, urgentemente, desde hacía años.
Los nuevos tiempos y la renovación de la arquitectura ya están presentes en el concurso convocado para elegir al mejor de los proyectos. Así, desde 1926, año en que éste se celebra, hasta 1932, momento en que, definitivamente, se confirma el proyecto a materializar, el trabajo ganador obra del ingeniero industrial Alberto Colomina y Botí, pasa de ser un notable ejemplo de lo que desde un principio pretendía, salvando las distancias, el jurado del concurso; "un establecimiento moderno".
El establecimiento, recientemente restaurado por el municipio, perdió su uso como matadero a finales de los años 80, y ahora forma parte del complejo dotacional Zona Sur
Paralizada la iniciativa entre 1926-31 por no conseguir la financiación para las obras, las condiciones bajo las que se había concebido el proyecto se modifican con el paso de los años, lo cual obliga a una reforma del proyecto en 1931, instalándose definitivamente el matadero en el solar situado entre el fielato de La Rubia y el camino de La Esperanza.
La constructora de Timoteo Rojas Carrera llevó a cabo la construcción del mismo. A finales de abril de 1931, Colomina firmó los primeros planos del Matadero que fue inaugurado en el año 1936. El Matadero llegó a convertirse en el principal ejemplo de arquitectura racionalista en Valladolid.
No conocemos al autor de las fotografías que aquí se muestran y que fueron encontradas en el domicilio del alcalde García Quintana. Sin embargo, una de ellas se publica en la memoria de la I Feria de Muestras de Valladolid que tuvo lugar del 15 al 30 de septiembre de 1935. La dureza del trabajo allí realizado queda patente a través de dichas imágenes.
El establecimiento, recientemente restaurado por el municipio, perdió su uso como matadero a finales de los años 80, y ahora forma parte del complejo dotacional Zona Sur. La parte restaurada es el edificio de entrada del antiguo matadero.
-Fuente: Francisco Javier Domínguez Burrieza, Antonia Virgili Blanquet y Juan Carlos Pastor Arnuncio.
Comentarios
A la vista de la redacción se podría deducir que solamente la torre ha sido restaurada y reconvertida y que lo que queda es lo que la última foto muestra, correspondiendo ésta al último vestigio sin restaurar. Les diré que en el antiguo matadero se han restaurado y dado uso a: UN CENTRO PARA PERSONAS MAYORES, que incluye estancias diurnas, dotado de un gran número de actividades para éste colectivo, moderno bien dotado y bien gestionado. UNA PISCINA “Benito Sanz de la Rica”, cubierta, con espacio verde y cafetería “El rincón de Ely”-por cierto ganadora de concurso nacional de tortilla españóla- donde acuden desde niños hasta personas mayores.UN LABORATORIO DE LAS ARTES, donde compañías de teatro, danza y performance se ejercitan y aprenden del mundo de las artes escénicas. Por último y en otro de los edificios- que se ha ampliado-, se inauguró hace muy pocos meses la SALA CONCHA VELASCO, teatro con cuatrocientas butacas y con sala de exposiciones. Por último decirles que en el edificio de la torre, hallan los más jóvenes toda clases de actividades, incluidas las de fotografía, Internet, grabar maquetas, etc. Gracias por su página, aprendo muchas cosas de mi querido Valladolid, sin embargo en éste caso, y con cariño, me atrevo a decir que el reportaje ha quedado escaso y confuso para los que conocemos este lugar.Gracias.