Las Callejas de la Plaza Mayor

El grupo de callejas según el Plano de Bentura Seco de 1738

Por Joaquín Martín de Uña
Nuestra Plaza Mayor, reconstruida tras el incendio de 1561, no era el conjunto de bloques de viviendas que actualmente conocemos y cuyo espacio constituye el centro de distribución del tráfico –peatonal y rodado- de las siete calles que confluyen en ella.
La entrada a la Plaza del Corrillo desde la Plaza Mayor, formaba parte de un conjunto de seis calles situadas en su lado oriental de las cuales a cuatro se las denominó, durante varios siglos, como “Las Callejas” o callejuelas de la Plaza. Junto a dichas callejuelas y el paso al Corrillo se encontraba la calle de San Francisco –hoy un callejón- cuya salida a la Plaza Mayor está cerrada por el edificio del Banco de Santander.

La desaparecida calle La Montera

Hasta antes de que las llamas destrozaran nuestra primitiva Plaza del Mercado se sabe que, en el lugar ocupado por las Callejas de la Plaza, estuvieron con anterioridad vendedores de frutas y hortalizas, no siendo aventurado pensar en la existencia de pequeñas edificaciones y huertas que aprovecharían las aguas del próximo Esgueva para su cultivo. La reordenación de la zona posterior al siniestro y el –no probado- deseo de Felipe II de representar en la nueva “traza” de la ciudad el símbolo católico de la Santa Cruz y otros atributos de la pasión de Cristo –escalera y lanza- pudieron ser la causa del peculiar trazado de las populares y populosas callejas.

La Calle La Montera iba desde la Plaza Mayor hasta la calle Alarcón

Hata el 10 de abril de 1863 las callejuelas –cuyo corto trazado debió de considerarse insuficiente para ostentar nombres importantes –fueron conocidas por el número de orden que ocuparon con relación a la actual calle de Lencería: callejuelas Primera, Segunda y Tercera; cruzadas por la callejuela Cuarta –hoy de Alarcón-.

La desaparecida Calle San Francisco, convertida hoy en callejón al ser cegada por el  edificio del Banco de Santander

Por acuerdo municipal, adoptado en la fecha citada, pasaron a llamarse calle de D. Alvaro de Luna, quizás por la proximidad al lugar de ejecución del Valido; calle de Figones, posiblemente por existir alguno de estos establecimientos en su trazado y calle de la Montera. Cruzadas por la cuarta calleja de la Plaza, única existente en la actualidad, a la que según Juan Agapito y Revilla, se denominó calle de Alarcón en memoria de “D. Julio Alarcón, Caballero de la Orden de Calatrava y Regidor –Alcalde- de Valladolid por el año 1661”.


En la calle Montera estuvo situado el Gran Hotel Imperial, uno de los primeros establecimientos conocidos con este nombre en nuestra ciudad –que nada tiene que ver con el actual Hotel Imperial de los hermanos Abellán actualmente situado en el nº 4 de la calle del Peso.

Fuente: Valladolid, una ciudad contada. (Joaquín Martín de Uña)

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