Tal vez no fuese más que el último vestigio de un antiguo almacén de frutas. Una simple fachada de ladrillo pero al menos para mi, tenía un especial encanto.
Siempre soñé con que tal vez fuese restaurada y convertida en cualquier cosa, pero respetando ese frontal de estilo fabril que tanto me gustaba. Pero no, finalmente la dichosa piqueta se la llevó por delante, rememorando aquellos malditos años en los que Valladolid perdió gran parte de su patrimonio histórico en pro de inmensas y horrorosas moles de cemento y cristal. En este caso un hotel ocupó su lugar. Pero qué le vamos a hacer.
Sirva esta entrada para despedir a este encantador rincón que tanta personalidad daba a la calle Cardenal Cos. Descanse en paz.
Comentarios
Saludos.
En lugar de conservar, restaurar y remodelar sobre lo que ya existe se meten las máquinas y fuera.
Símbolos únicos... ¡Qué asco!
Para que luego pase lo mismo que en la calle Labradores derribando lo que no debieron derribar.
Poderoso caballero es don dinero.
Gracias por documentarlo.
Mara Castaño
http://www.mara-guia-castilla-y-leon.es/
También pensé que se le daría otro uso. Y mas cuando la base de piedra y la fachada de ladrillo , armonizaba con la catedral . Era un rincón singular del centro histórico de Valladolid. Esta claro que algunos no quieren tener memoria del patrimonio de la ciudad. Y no tanto por la belleza de la edificación , sino por su singularidad y por lo que signfica de espacio publico. Ademas de conocer a los Santaollaya, allí compraba mi madre, sino por conocer a los vecinos de las viviendas colindantes.
Cristina Verbo.