El desaparecido Paseo de Floridablanca.



El Camino de Cabezón, según el plano de Ventura Seco de 1738, pocas décadas antes de la construcción del Paseo de Floridablanca

 La fundación en 1784 de la Sociedad Económica de Amigos del País de Valladolid iba a suponer, como en otras muchas ciudades españolas, la implantación de una serie de reformas y mejoras que redundaron favorablemente en la transformación y embellecimiento de su fisonomía urbana.

Una de las principales preocupaciones que tuvo la Sociedad Económica fue la creación de nuevos plantíos en la periferia de la ciudad, respondiendo al deseo de la época de embellecer los accesos y salidas de las poblaciones mediante hermosos paseos ajardinados. Así, en 1784, con motivo de hacerse cargo de la construcción del nuevo camino de Valladolid a Cabezón, a instancias del Conde de Floridablanca, la recién creada Sociedad Económica decidió iniciar dicha calzada con un paseo de olmos que iría desde la Puerta de Santa Clara hasta el Convento del Carmen Descalzo.

Con este nuevo Paseo y Plantío, llamado de Floridablanca en agradecimiento a la protección dispensada por el primer ministro de Carlos III, la Real Sociedad pretendía embellecer y dignificar una de las principales salidas de la ciudad, al tiempo que proporcionaba a la población un ameno lugar de esparcimiento. Su creación respondía perfectamente a las aspiraciones urbanísticas de la época, ya que no sólo se buscaba dotar de paseos arbolados a los caminos que entraban en la ciudad sino que también se pretendía dar una utilidad social a los mismos, pensando que servirían para el recreo y la distracción al mismo tiempo que proporcionarían sombra al viandante.

Foto: Valladolid Web
https://www.valladolidweb.es/valladolid/loqueyanoesta/puertadesantaclara.htm


Los libros de Actas del Ayuntamiento dan cumplida información sobre las vicisitudes por las que pasó la construcción del nuevo Paseo de Floridablanca. El 23 de agosto de 1784, la Sociedad Económica solicitaba del Municipio la cesión de parajes «incultos» cerca del Pisuerga y del Esgueva para la plantación de moreras, al mismo tiempo que presentaba el oportuno expediente para el establecimiento de un plantío de árboles fuera de las Puertas de Santa Clara, lo que se aprobó, no sin algunas dudas y vacilaciones, el 4 de diciembre de este mismo año. 

En el primer tramo del camino, desde la Puerta de Santa Clara hasta el «llano» se deberían plantar dos hileras de olmos, siendo desde aquí en adelante dobles por cada lado. Al mismo tiempo se mandaron llevar al lugar todos los cascotes y escombros de las obras de la ciudad, echándolos en el paseo, desde la misma Puerta en adelante «para llamar las aguas al pie de ros árboles que se planten».

El 28 de enero de 1785 se informaba a la ciudad del comienzo de las obras, así como de la cesión del Ayuntamiento de algunos terrenos baldíos para el nuevo camino, iniciándose en él las plantaciones de olmos el 3 de febrero.

Dos meses después, la Sociedad Económica pedía a la corporación municipal examinase y reconociese la parte del paseo construida hasta entonces, manifestando su satisfacción por haber logrado poner «un paseo delicioso y evitar los atascos y mal tránsito que experimentaban los caminantes y forasteros que concurrían a esta ciudad».

El camino debió de inaugurarse ya en 1785, según figuraba en una inscripción que se puso en la Puerta de Santa Clara y que rezaba así: «Año 1785. Plantío de Floridablanca por la Real Sociedad». Sobre las características de dicho Paseo dan testimonio los dos dibujos con proyectos del mismo que hemos localizado. A juzgar por el primero, fechado en 1784, el Plantío de Floridablanca, constaba de dos calles de olmos negrillos a ambos lados del andén central que convergían en una plaza circular rodeada de árboles, de la que partían dos brazos laterales con cuatro hileras de arbolado cada uno, continuándose el paseo por el Norte con dos filas de olmos. Más sencillo y menos vistoso es el otro dibujo pintado a la acuarela que se conserva en la Biblioteca de San Cruz de Valladolid, y que probablemente correspondía a un primer proyecto más simplificado. Muestra en cada lado dos hileras de arbolado convergentes, con una pequeña plaza de árboles en torno a una pirámide embolada.


Diseño del nuevo Paseo de Floridablanca en Valladolid, 1784
Idem. Biblioteca de Santa Cruz, Valladolid.

Una vez levantado el Paseo, la Sociedad Económica continuó con la construcción de la nueva Calzada de Valladolid a Cabezón, que le había encargado el Monarca, y cuya longitud debería ser de dos leguas (algo más de 11 kilómetros). El camino, que enlazaba con uno de los mejores del país: el de Burgos, Vitoria y Bayona, se concibió igualmente como un paseo ajardinado, plantándose árboles en sus orillas.

En febrero de 1785, por orden del Intendente don Bernardo Pablo de Estrada, los arquitectos Pedro González Ortiz y Andrés Hernando reconocieron y apreciaron el plan de la obra del camino. Su construcción comenzó elevando tres cuartas la Puerta de Santa Clara «para impedir con el acrecentamiento del terreno que las aguas del mismo se introdujeran en la ciudad».

Para sufragar los gastos del nuevo camino fue necesario aplicar un impuesto especial de cuatro maravedís por cada cántaro de vino vendido en la ciudad y provincia. En junio de 1787, la Casa de Correos prestaba a la Sociedad 50.000 reales de vellón para proseguir las obras, llevándose gastados a fines de dicho mes 230.000 reales en la construcción de la nueva calzada.

Cuando ya estaban muy avanzadas las obras, en agosto de 1787, se pensó sustituir la vieja Puerta de Santa Clara, de traza herreriana y cuya construcción databa de comienzos del siglo xvii, por otra nueva, de gusto neoclásico y más acorde con la belleza del nuevo paseo ajardinado de Floridablanca. Con motivo de los premios de la Academia de Bellas Artes de ese ario, el protector de la misma, Conde de Albarreal, ofreció uno extraordinario de una onza de oro (320 reales) al mejor proyecto para una nueva puerta «de arquitectura noble, pero sencilla y coste moderado», que sustituiría a la de Santa Clara

«en consideración a que la actual no es digna de estar a la vista del hermoso Paseo de Floridablanca, y camino nuevo desta ciudad a Cabezón, que es la Carrera de Burgos a Francia, y su fealdad da a los extranjeros una idea bien triste de Valladolid».

Meses después, en diciembre de este mismo ario, se fallaba dicho concurso, concediéndose el premio especial a la traza de la nueva Puerta que hizo el vallisoletano Eustaquio Baamonde. Con todo, parece ser que no llegó a construirse, dada la escasez de recursos del Ayuntamiento por estas fechas, conservándose la antigua hasta su derribo hacia 1873.

Con el deseo frustrado de levantar una nueva Puerta de Santa Clara, de porte neoclásico, terminaban las obras del Paseo de Floridablanca, uno de los más hermosos de la ciudad, así como una de las realizaciones más interesantes que llevó a cabo la Sociedad Económica en el Valladolid dieciochesco.—JOSÉ CARLOS BRASAS.

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