Hoy apenas quedan restos, al menos en superficie, de este histórico castillo, pero los estudios y las excavaciones arqueológicas que se vienen efectuando desde el año 2009 cada vez arrojan más luz sobre esta fortaleza que muchos consideraban prácticamente desaparecida.
El castillo de Alaejos fue mandado construir en 1453 por Alonso de Fonseca y Ulloa, obispo de Ávila y arzobispo de Sevilla, el mismo que poco después iniciaría la construcción del conocido castillo segoviano de Coca.
Entre 1467 y 1469 la reina castellana Juana de Avis, esposa de Enrique IV y madre de Juana "la Beltraneja" estuvo recluida en el castillo. Durante su encierro la reina tuvo un romance con el caballero Pedro de Castilla, sobrino del arzobispo, a resultas del cual alumbró dos hijos gemelos: Pedro de Castilla y Portugal, y Andrés de Castilla y Portugal. Para ocultar su embarazo la reina y su amante tuvieron que fugarse descolgándose por una torre. El cronista Alfonso de Palencia (1423, 1492) lo cuenta así:
"Estando ya embarazada de siete meses, terminó el motivo que la tenía en rehenes, y el Rey envió a varios nobles a que la sacasen del castillo de Alaejos y la acompañasen a Madrid. Se alteró la Reina, porque en la Corte la hubiera sido imposible disimular su embarazo, y despidió con un pretexto a los enviados de su marido. Y una noche se descolgó por el adarve, siendo recogida abajo por su amante Don Pedro, que, según lo convenido, la aguardaba junto al portillo del muro inferior, a la sazón tapiado con piedras sin trabazón de cal. Apartáronlas prontamente; penetraron por él, y siguiendo el sendero de la cava, en que asentaban los cimientos, salieron al campo, donde hallaron a Pedro de Castilla y a Juan Hurtado, hijo de Rodrigo Díaz de Mendoza, con diez caballos". "Reunidos todos, dirigiéronse por orden de la Reina, a Cuéllar, en busca de Don Beltrán , que allí estaba, y aunque ella le dió una explicación falsa del motivo de su venida, no tardaron él y los suyos en apercibirse de la causa que la impulsaba a arrastrar antes el escándalo de la fuga que el peligro de su permanencia de la fortaleza".
Por su parte el cronista Diego Enríquez del Castillo (1443, ¿1503?), asegura que la reina sufrió algunos percances durante la fuga: "fue descolgada en un cesto, que se golpeó al caer y que se lastimó en la cara y en la pierna derecha"
Durante la Guerra de las Comunidades (1520,1522) los comuneros, enemigos de Fonseca, asaltaron y destruyeron el castillo, que hubo de ser reconstruido años más tarde.
En junio del año 1600 Felipe III visitó el castillo de Alaejos, que aún seguía perteneciendo a los Fonseca.
La decadencia de la fortaleza empezó en el siglo XVIII. Desde entonces empezó un proceso de ruina imparable y un expolio de sus materiales que lo hizo desaparecer casi por completo de la superficie, aunque si que se conservaron sus estructuras subterráneas, compuestas por varias galerías que unían diferentes partes de la fortaleza, algunas de las cuales pueden visitarse en la actualidad.
Quienes busquen monumentalidad en los vestigios del castillo de Alaejos, no la encontraran. Sólo podrán apreciar restos informes de muros y estructuras de difícil interpretación, pero a cambio podrán disfrutar de un lugar importante, por los hechos que allí tuvieron lugar, en la historia de España.
Poco a poco el castillo va saliendo del olvido y del silencio en el que estuvo sepultado durante tanto tiempo. Un motivo más para visitar este pueblo poco conocido que cuenta con un notabilísimo legado monumental.
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