La primitiva iglesia de San Nicolás, mandada construir por el Conde Ansúrez en las inmediaciones del Puente Mayor, fue sin duda una iglesia pequeña que a juzgar por los restos -"algunos trozos de dovelas de una archivolta con los clásicos billetes"- localizados por Agapito y Revilla, era de estilo románico.
El viejo edificio subsistiría hasta la segunda mitad del siglo XVI, ocupándose de su patronato el Ayuntamiento de la Villa.
Las relaciones no debían ser muy cordiales entre el patrono y la feligresía, por no cumplir aquél con sus obligaciones, decidiendo el cura y parroquianos desligarse de la tutela municipal y construir un edificio nuevo porque "la dha yglesia era pequeña y la parrochia grande". En 1584 Juan de Nates y Pedro de Solórzano dieron las trazas para el templo y se comenzó a construir al año siguiente, prolongándose todavía las obras en 1595.
En 1591 el matrimonio formado por don Juan de la Moneda, mayordomo del Ayuntamiento, y doña Juana Sanz de Salcedo determinaron fundar en un "corral y campillo" situado junto a esta iglesia un monasterio "para que se recivan donzellas nobles sin dote por monjas" encomendándolo a la orden jerónima bajo la advocación de la Concepción. Los planos para este edificio se encargaron a Diego de Praves, que trabajaba en la obra en 1595, dando inmediatamente trazas para su coro bajo, sala de profundis, refectorio, etc., trabajos que ejecuta Gaspar Guisado.
El detalle más peculiar de este monasterio consistía en que la comunidad de religiosas se servía para sus cultos de la iglesia parroquial de San Nicolás, estableciéndose una inteligente servidumbre mutua para mayor beneficio de las ceremonias litúrgicas. Se volvía a repetir el proyecto establecido en 1578 entre la comunidad de monjas del Sacramento y la parroquia de San Ildefonso. Curiosamente esta última congregación abandonaría en 1606 su primitiva ubicación y se fundiría con las monjas concepcionistas jerónimas, colocándose ambas comunidades bajo la advocación de San Nicolás y aceptando la regla de San Agustín.
El claustro del monasterio fue diseñado igualmente, en 1600, por Diego de Praves y de su fábrica se encargaron primeramente Juan de Riaño y Gaspar Guisado, trabajando en 1607 Pedro Rodríguez, que hacía "los dos paños que tornó hazer a su costa" y cuya obra proseguía en 1612 el cantero Antonio de Arta.
Por su colaboración económica en la conclusión del templo, a los patronos del monasterio se les concedió el patronazgo de la capilla mayor de la iglesia, permitiéndoseles enterrar en el presbiterio en un sepulcro cuya cama realizó en 1600 Diego de Praves y sobre la que se colocaron los dos bultos funerarios. Todavía se conserva en pie la cabecera de la iglesia, englobada en el almacén de maderas de don Jaime Cuadrado, y en ella se puede leer la inscripción que copió Agapito y Revilla, situada debajo del escudo de los patronos.
La iglesia era "de una nave, en forma de cruz latina, con capillas a los lados".
En 1597 Diego de Praves y Juan Vila hicieron por encargo del canónigo don Diego de Toro y Castillo el retablo de San Miguel. A la cofradía del Santísimo Sacramento y Animas donó en 1620 don Bernardo de Salcedo, cura párroco de San Nicolás, la escultura original de Gregorio Fernández que representa al Ecce Homo y que actualmente se exhibe en el Museo Diocesano y Catedralicio. En 1748 se fabricó un nuevo retablo mayor que fue dorado en 1763.
La iglesia y el monasterio fueron desmantelados durante la guerra de la Independencia y en 1837 su solar y edificaciones subsistentes se habilitaron como fuerte; fue en aquel momento cuando la parroquia se trasladó definitivamente al templo que había pertenecido a los trinitarios descalzos y las monjas se acomodaron en el monasterio de Sancti Spiritus que también era de monjas agustinas.
La Orden de los Trinitarios Descalzos se instaló en Valladolid en 1606 "al pie de la cuesta de la Maruquesa". En 1670 adquirieron varias casas en la plazuela de San Quirce próximas al palacio del Conde de Benavente y trasladaron entonces su convento, cuya iglesia se demolió en 1715.
El templo que desde 1841 sirve como parroquia de San Nicolás se estaba edificando en 1732 y en 1750 los frailes "trasladaron a su Magestad en la capilla mayor nueva". En 1764 se estaba haciendo el convento porque Ventura Pérez anotó en su Diario "un religioso lego de la Santísima Trinidad descalza se cayó de la obra nueva del convento que al presente se estaba haciendo. Precisamente en ese año residía en Valladolid el trinitario descalzo Fr.José de la Santísima Trinidad, fraile arquitecto de su Orden a quien tal vez corresponda la sobria fachada de la iglesia, similar a la del convento de la misma Orden en Hervás (Cáceres).
Del convento solamente se conservan las dependencias adosadas a la nave del evangelio del templo y que corren por encima de la primitiva sacristía y de la citada nave. Es un edificio sumamente sencillo construido en ladrillo y tapial. Lo más importante y de un efecto teatralmente barroco, es la caja de su escalera; cubierta con una bóveda poligonal decorada con yeserías de marcos muy quebrados, indudablemente es uno de los conjuntos más interesantes del barroco vallisoletano aunque su estado de conservación, hoy consolidado, no es muy satisfactorio. Sobre una de las puertas que conducían a las celdas de los religiosos se puede leer una inscripción que permite fechar este conjunto: "HIC EST ORDO APPRO/BATVS ON...ANCTIS / FABRICATVS SED A SOLO SUMMO EO / INNOCS...III P.MXS". El Papa Inocencio XIII gobernó la Iglesia entre 1721 y 1724.
La iglesia ha perdido su nave de la epístola y la capilla que se habría en este brazo del crucero. Sin embargo el templo es de los más monumentales, por su gran escala. Sumamente sencillo, su nave principal se cubre mediante bóveda de cañón con lunetos y la del evangelio mediante bóvedas de arista. La separación de las naves se realiza por pilares que sostienen arcos de medio punto. Sobre el tramo central del crucero se montó una cúpula. La fachada enteramente edificada en piedra de sillería resulta excesivamente sencilla.
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La primitiva iglesia de San Nicolás estaba situada junto al Puente Mayor.
En esta fotografía podemos verla al fondo a la izquierda
En esta fotografía podemos verla al fondo a la izquierda
La primitiva iglesia de San Nicolas junto al Puente Mayor. Fotocomposición de Juan Carlos Urueña Paredes.
(Rincones con fantasma. ISBN:84-95389-97-5)
(Rincones con fantasma. ISBN:84-95389-97-5)
El viejo edificio subsistiría hasta la segunda mitad del siglo XVI, ocupándose de su patronato el Ayuntamiento de la Villa.
Las relaciones no debían ser muy cordiales entre el patrono y la feligresía, por no cumplir aquél con sus obligaciones, decidiendo el cura y parroquianos desligarse de la tutela municipal y construir un edificio nuevo porque "la dha yglesia era pequeña y la parrochia grande". En 1584 Juan de Nates y Pedro de Solórzano dieron las trazas para el templo y se comenzó a construir al año siguiente, prolongándose todavía las obras en 1595.
En 1591 el matrimonio formado por don Juan de la Moneda, mayordomo del Ayuntamiento, y doña Juana Sanz de Salcedo determinaron fundar en un "corral y campillo" situado junto a esta iglesia un monasterio "para que se recivan donzellas nobles sin dote por monjas" encomendándolo a la orden jerónima bajo la advocación de la Concepción. Los planos para este edificio se encargaron a Diego de Praves, que trabajaba en la obra en 1595, dando inmediatamente trazas para su coro bajo, sala de profundis, refectorio, etc., trabajos que ejecuta Gaspar Guisado.
El detalle más peculiar de este monasterio consistía en que la comunidad de religiosas se servía para sus cultos de la iglesia parroquial de San Nicolás, estableciéndose una inteligente servidumbre mutua para mayor beneficio de las ceremonias litúrgicas. Se volvía a repetir el proyecto establecido en 1578 entre la comunidad de monjas del Sacramento y la parroquia de San Ildefonso. Curiosamente esta última congregación abandonaría en 1606 su primitiva ubicación y se fundiría con las monjas concepcionistas jerónimas, colocándose ambas comunidades bajo la advocación de San Nicolás y aceptando la regla de San Agustín.
El claustro del monasterio fue diseñado igualmente, en 1600, por Diego de Praves y de su fábrica se encargaron primeramente Juan de Riaño y Gaspar Guisado, trabajando en 1607 Pedro Rodríguez, que hacía "los dos paños que tornó hazer a su costa" y cuya obra proseguía en 1612 el cantero Antonio de Arta.
Por su colaboración económica en la conclusión del templo, a los patronos del monasterio se les concedió el patronazgo de la capilla mayor de la iglesia, permitiéndoseles enterrar en el presbiterio en un sepulcro cuya cama realizó en 1600 Diego de Praves y sobre la que se colocaron los dos bultos funerarios. Todavía se conserva en pie la cabecera de la iglesia, englobada en el almacén de maderas de don Jaime Cuadrado, y en ella se puede leer la inscripción que copió Agapito y Revilla, situada debajo del escudo de los patronos.
La iglesia era "de una nave, en forma de cruz latina, con capillas a los lados".
En 1597 Diego de Praves y Juan Vila hicieron por encargo del canónigo don Diego de Toro y Castillo el retablo de San Miguel. A la cofradía del Santísimo Sacramento y Animas donó en 1620 don Bernardo de Salcedo, cura párroco de San Nicolás, la escultura original de Gregorio Fernández que representa al Ecce Homo y que actualmente se exhibe en el Museo Diocesano y Catedralicio. En 1748 se fabricó un nuevo retablo mayor que fue dorado en 1763.
La iglesia y el monasterio fueron desmantelados durante la guerra de la Independencia y en 1837 su solar y edificaciones subsistentes se habilitaron como fuerte; fue en aquel momento cuando la parroquia se trasladó definitivamente al templo que había pertenecido a los trinitarios descalzos y las monjas se acomodaron en el monasterio de Sancti Spiritus que también era de monjas agustinas.
La Orden de los Trinitarios Descalzos se instaló en Valladolid en 1606 "al pie de la cuesta de la Maruquesa". En 1670 adquirieron varias casas en la plazuela de San Quirce próximas al palacio del Conde de Benavente y trasladaron entonces su convento, cuya iglesia se demolió en 1715.
El templo que desde 1841 sirve como parroquia de San Nicolás se estaba edificando en 1732 y en 1750 los frailes "trasladaron a su Magestad en la capilla mayor nueva". En 1764 se estaba haciendo el convento porque Ventura Pérez anotó en su Diario "un religioso lego de la Santísima Trinidad descalza se cayó de la obra nueva del convento que al presente se estaba haciendo. Precisamente en ese año residía en Valladolid el trinitario descalzo Fr.José de la Santísima Trinidad, fraile arquitecto de su Orden a quien tal vez corresponda la sobria fachada de la iglesia, similar a la del convento de la misma Orden en Hervás (Cáceres).
Del convento solamente se conservan las dependencias adosadas a la nave del evangelio del templo y que corren por encima de la primitiva sacristía y de la citada nave. Es un edificio sumamente sencillo construido en ladrillo y tapial. Lo más importante y de un efecto teatralmente barroco, es la caja de su escalera; cubierta con una bóveda poligonal decorada con yeserías de marcos muy quebrados, indudablemente es uno de los conjuntos más interesantes del barroco vallisoletano aunque su estado de conservación, hoy consolidado, no es muy satisfactorio. Sobre una de las puertas que conducían a las celdas de los religiosos se puede leer una inscripción que permite fechar este conjunto: "HIC EST ORDO APPRO/BATVS ON...ANCTIS / FABRICATVS SED A SOLO SUMMO EO / INNOCS...III P.MXS". El Papa Inocencio XIII gobernó la Iglesia entre 1721 y 1724.
La iglesia ha perdido su nave de la epístola y la capilla que se habría en este brazo del crucero. Sin embargo el templo es de los más monumentales, por su gran escala. Sumamente sencillo, su nave principal se cubre mediante bóveda de cañón con lunetos y la del evangelio mediante bóvedas de arista. La separación de las naves se realiza por pilares que sostienen arcos de medio punto. Sobre el tramo central del crucero se montó una cúpula. La fachada enteramente edificada en piedra de sillería resulta excesivamente sencilla.
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-Fuente: Monumentos Religiosos de la Ciudad de Valladolid (Juan José Martín González y Jesús Urrea Fernández). Tomo XIV, parte primera.
Comentarios
Por fin, ya era hora, me he puesto a votar en los Premios 20 Blogs y aunque, aún no conocía tu blog, ojeando otros blogs de la misma sección en la que participas, tu blog es el que más me ha gustado. Por lo que mi voto... ha sido para tí!
Tienes un blog muy currado y muy bien documentado. Enhorabuena.
Saludos!