Por Iñigo Arrúe
Durante las obras de limpieza de la fachada de la Catedral que se llevaron a cabo en agosto de 1991 por un equipo de escaladores de Tres Vías, se puso en conocimiento de este grupo la existencia de un pasadizo en el subsuelo de la Catedral. Primero había sido un albañil el que intentó recorrer sin éxito el pasadizo. La falta de material adecuado hizo necesaria la intervención de tres espeleólogos del club vallisoletano. El aparatoso despliegue de medios tuvo su recompensa cuando se descubrió, a doce metros bajo el suelo, un hermoso pasillo cubierto de agua cristalina, de la misma antigüedad que la Catedral. El descubrimiento trajo consigo dos inevitables preguntas. ¿Porqué en los planos de Herrera no figura el pasadizo? ¿Dónde desemboca el agua?.
Cuando el grupo de espeleólogos de Tres Vías, formado por Manolo Gómez San José y sus compañeros Curro y Joaquín, penetró en el pasadizo llegó enseguida a una conclusión: el pasadizo merecía una exploración exhaustiva, pero para ello iba a ser necesaria una gran infraestructura ya que el canal quedaba obstruido a los pocos metros por un montón de tierra. “Primero hicimos una inspección ocular y vimos que era necesario entrar con equipo de espeología, ya que la oscuridad y sobre todo el agua que llegaba a la altura de los hombros, no permitía otra cosa. Al segundo día, con mejores medios, nos encontramos con una gran pirámide de tierra que coincidía con la boca de un respiradero vertical, nos taponaba el paso”.
La relativa inconsistencia del obstáculo permitió que éste se derribara para proseguir su exploración. El camino que se recorrió nuevamente volvió a ser de corta distancia ya que los tres espeleólogos se encontraron ésta vez el pasadizo obstruido por escombros. En el otro sentido, en dirección a la calle Cardenal Cos, el canal quedaba igualmente cortado por un sifón haciendo imposible la reanudación de la exploración.
Comunicación con la Antigua
“Cuando uno se encuentra una construcción de estas características siempre trata de darle una explicación, y nosotros pensamos que es un sistema de preservar la humedad de la Catedral, un foso periférico, que recoge las aguas que puedan dañar los cimientos de piedra caliza de la iglesia”, comenta Manolo.
Hay una leyenda que dice que la Catedral y la Antigua están unidas por un pasadizo y éste podría ser el camino. Aunque es sólo tradición –no se ha podido comprobar en los archivos- la hipótesis de que ésta sea la vía alimenta algo de ilusión. “Es lógico pensar que tenga enlaces ya que se ve que hay dos antigüedades con dos tipos de piedra: la de sillería de la Catedral y otra roma más antigua”.
El camino que queda por descubrir dará la solución de dónde desemboca el agua y cuál es el recorrido exacto. “Comprobamos que el agua que hay en el pasadizo tiene algo de corriente porque nos dejamos una botella de plástico y vimos al día siguiente que ésta se había movido”.
Respiraderos ciegos
El pasadizo en sí no está exento de belleza. El estrecho pozo de acceso, situado a escasos metros de la puerta izquierda de la fachada de la Catedral, difícilmente puede hacer pensar que doce metros más abajo se encuentra una maravillosa obra de ingeniería. Julián, el encargado del museo de la Catedral recuerda que se tuvo que tapar el agujero para evitar que lanzasen objetos. “Antes sólo estaba cubierto por una reja y los drogadictos lanzaban al pozo las jeringuillas. Así que llamamos a un soldador para que pusiera una plancha de hierro”.
Al pasadizo sólo se le conoce esta única apertura de forma cuadrada de 60x60 cms. Sin embargo cada 25 metros aproximadamente se observa desde la galería subterránea como verticalmente ascienden respiraderos ciegos de las mismas dimensiones y que se supone que en algún momento estuvieron abiertos a la luz.
El pasadizo está formado por piedra caliza proveniente de Villanubla y tiene una altura de dos metros por 60 cm de ancho. El agua llega a un nivel de un metro y medio. A lo largo del recorrido, que camina paralelo a la fachada de la Catedral, se pueden ver pequeñas estalactitas colgando del techo, lo que confirma la antigüedad del pasadizo.
Continuar el proyecto
En su tiempo, el club Tres Vías presentó un proyecto de “Reconocimiento, saneamiento y topografía del Canal subterráneo de evacuación” al concurso “Conservación del Patrimonio Ford”. El proyecto contemplaba varios fines.
En un primer momento, evacuar el exceso de agua para despejar el terreno del trabajo. El siguiente paso sería desatascar el conducto para que siguiera cumpliendo la misión para la cual fue construido. El reconocimiento del canal, el topografiado íntegro de la red y la posterior elaboración de un informe completaría una misión que a buen seguro aportaría interesantes datos históricos.
La empresa, lógicamente, era de gran envergadura y sin alguien que pudiese sufragar los gastos era inviable. Entre los materiales necesarios para acometer la obra se incluía alquileres de tornos y bombas de agua, trajes de neopreno, baudriers de espeleología y bloqueadores.
La iniciativa de Tres Vías fue sin embargo un buen paso para que algún día se reemprenda este proyecto que desvelará alguno de los misterios del viejo Valladolid.
El peligroso cauce del río Esgueva
Varias son las hipótesis que justifican esta construcción subterránea de la Catedral. Algunas ven en el cauce de agua del pasadizo un sistema de refuerzo de los cimientos de la Iglesia. Pero las teorías más sólidas apuntan a que es un sistema de recogída de agua como sistema de protección de la Catedral.
Cuando nuestros antecesores pensaron en construir la Catedral allá por 1580, tuvieron que solventar varios problemas, que en su momento fueron verdaderos retos para la ingeniería de la construcción.
Como quiera que por aquellos tiempos se hacía imprescindible la protección de la edificación contra el agua, que por filtración subterránea recogía parte del antiguo y exiguo –pero para la caliza, peligroso cauce del río Esgueva- debieron pensar algún sistema que canalizará estas filtraciones, impidiendo que dañara los cimientos de piedra de la Catedral.
Actualmente este ingenioso sistema no puede realizar su misión debido a los tapones de derribos que se han originado en los muchos tramos del conducto. Esto quiere decir, por tanto, que ahora los cimientos de la Catedral pueden estar sufriendo los efectos perjudiciales del agua sobre su piedra caliza.
Este no es el único pasadizo que se conoce en Valladolid. Hay un pasaje subterráneo que une el Palacio Real y la iglesia de San Pablo, utilizado antiguamente aunque ahora está taponado.
-Fuente: El Norte de Castilla (25-08-1991)
Comentarios
Como siempre, una entrada más que interesante. Un abrazo.
Quiero que sepas que sí que voté tu blog. El mío apenas ha recibido votos, bueno 1, jajajaja, pero sinceramente no me importa, me importa más que mis poemas lleguen a las personas y los sientan. ¿Te digo una cosa?. A mí no me gustaba Valladolid, pero ahora lo estoy descubriendo. Es mejor andar por Valladolid que conducir porque sorprende, la verdad.
Un saludo y gracias por describir Valladolid, desconocida para los vallisoletanos. (aunque yo vivo en un pueblo)
Estefanía