El soterramiento del río Esgueva

El Esgueva en la Plaza de Portugalete.
Fotomontaje de Juan Carlos Urueña Paredes

Por Pablo Gicosos (Arquitecto)
La relación de la ciudad de Valladolid con el río Esgueva era a finales del siglo XVIII, principios del XIX una relación ambivalente, con sentimientos encontrados: todavía se daba cierto equilibrio entre ventajas e inconvenientes. Desde luego el Esgueva estaba ya proscrita para beber, habida cuenta de su carácter de colector de aguas residuales. Pero sus aguas aún eran útiles. Además de esta función recolectora de la suciedad (que acabará determinando su destino), seguía usándose para lavar. Y como fuerza motriz para molinos y algunas fábricas o talleres. La limpieza del cauce y el mantenimiento de los puentes eran tareas que habían de acometerse periódicamente. Circunstancias que se agravaban cuando el río se desbordada.
Este estado de cosas se alteró, sin embargo, a partir de 1840. Entre esa fecha y hasta 1864 la ciudad experimenta un periodo de importante desarrollo económico. Se pone en servicio el Canal de Castilla, completa la línea ferroviaria Madrid-Irún, pasando por Valladolid. Asimismo el impulso económico tuvo su incidencia en el desarrollo urbano.

Desembocadura del ramal sur del Esgueva. Al fondo las Tenerías

En este contexto de cambio y voluntad de modernización no es de extrañar que el delicado equilibrio mantenido hasta entonces entre la ciudad y el Esgueva se rompiera. Renovadas exigencias de ornato y salubridad reclamaban un cambio. Y había dinero para hacerlo.
A finales de la década de 1840 la decisión estaba tomada. El Esgueva se había convertido en una cloaca, un colector de inmundicias que en verano, con caudal escaso, exhala continuamente “fetidez y perjudiciales miasmas”; se decide que un modo eficaz de paliar esta situación es cubrir su cauce, mantener las esguevas como colectores, pero cubiertos.







Restos de puentes sobre el Esgueva

La favorable coyuntura económica favoreció una rápida ejecución de la obra. En menos de una década el brazo interior se cubre desde la calle Paraíso hasta pasado el Espolón nuevo, con tan solo unos metros sin encauzar en la calle Magaña (el llamado lavadero de Portugalete).
La obra básicamente consistía en levantar en el mismo lecho del río unos muros de mampostería de piedra del lugar sobre los que trabar una amplia bóveda de ladrillo. La bóveda se recubre posteriormente con tierra, constituyéndose así el firme de lo que pasaba a ser un espacio urbano (calle o plaza). La satisfacción por la empresa acometida fue tal que animó de forma inmediata a repetirla con el brazo sur, aunque las condiciones de este cauce, fueran otras (de hecho, en años sucesivos, las iniciativas de cerramiento de algunos de sus tramos coincidirán con otras, más sensatas, de mejora del cauce a cielo abierto).

Estos ojos se sitos en el Prado de la Magdalena se construyeron
para que el Esgueva atravesase la antigua cerca de la ciudad.
En los años siguientes (década de los 70), con una lentitud exasperante tan solo se acometieron algunos cerramientos puntuales, de tramos de corta extensión. De hecho, la única intervención de envergadura planteada para este ramal fue la que se intentó, y con poco éxito, en el tramo entre Santiago y el Espolón viejo (el tramo entre el Rastro y el Arco de Santiago, o sea, la actual Calle Miguel Iscar se había finalizado de manera excepcional en 1877).
Para entonces la ciudad ha comprendido que son necesarios otros planteamientos. Su desencuentro con el Esgueva no se resolvía con la política de “soterramiento” ensayada hasta la fecha que no era capaz de contrarrestar la degradación e insalubridad crónica que seguía castigando a prácticamente todo el casco urbano. Lo que se propone es desviar completamente el río, con un nuevo canal que arranque en el ramal sur nada más cruzar el ferrocarril, e intercepte el ramal norte antes de entrar en el prado de la Magdalena. Para ello había que construir antes el alcantarillado que asumiera la función colectora que hasta ese momento vino cumpliendo el río.

Detalle de un grabado realizado en 1841 que da cuenta de la ruina
de la torre de la catedral. Al fondo el puente de Magaña


La obras de desvío comenzaron en 1908 y se completaron en 1910. Estando ya las aguas del Esgueva circulando por su nueva traza hubo de resolverse un último asunto. En los viejos cauces persistía un lecho de lodo y porquería. Por debajo de las bóvedas de los tramos canalizados, y a cielo abierto en el resto. Como medio más rápido y económico se proyecta un relleno y drenaje de ambos cauces.
A partir de entonces los problemas de salubridad y ornato desaparecieron, salvo para los nuevos barrios que pronto empezaron a ocupar los márgenes del nuevo cauce. El río ha seguido desbordándose y hasta hace poco ha presentado un aspecto sucio y hostil siendo una extensa y poco amable solera de hormigón, recorrida por un escuálido hilo de agua).

El río en la actualidad

En 1992 se modificó el cauce ajardinándolo, con paseos arbolados en ambas márgenes.
Por debajo de las calles antes recorridas por ambas esguevas quedan ahora restos de alguno de los puentes y las conducciones realizadas que, salvo alguna demolición puntual mantienen sus muros laterales de piedra y sus bóvedas de ladrillo. Pero tan solo algunas son visitables (como las bóvedas de la calle Santiago, y de debajo del cuerpo saliente de San Benito, y parte del recorrido entre éste y los jardines de Poniente por un lado, y hasta Platerías por el otro…). El resto está colmatado de tierra, la que se usó en las obras de drenaje comentadas.

-Fuente: Resumen del artículo “La Esgueva soterrada”. Conocer Valladolid. IV Curso de patrimonio cultural 2010/11. ISBN: 978-84-96864-63-4

Comentarios

jabibit ha dicho que…
Hola. Sigo tu blog con interés.
No sabía que alguna parte, aunque mínima, de las bovedas del Esgueva, fuera visitable.
¿Puedes dar má información de esto?
Vallisoletvm ha dicho que…
Siento no poder darte más información ya que carezco de la misma. Asi que solo puedo remitirte al Ayuntamiento.
Un saludo.
jabibit ha dicho que…
Muchas gracias por la respuesta
Unknown ha dicho que…
Muy interesante.Muchas gracias.
Desde Rondilla ha dicho que…
Preguntais por las bovedas.

Os adjunto el enlace de la documentación expuesta en la revisión del PGOU
del Trabajo realizado por STRATO. ES UN MAGNIFICO INFORME.
Espero que os guste

https://cloud.valladolid.es/index.php/s/0giBdegleJAxi4s?path=%2F00_Revisi%C3%B3n%20PGOU%2F05_Cat%C3%A1logos%2FAnexo%202.%20Cat%20Arqueologico%2FVol%204.%20Estudio%20del%20Esgueva

Salud2
Oscar Bermejo ha dicho que…
El enlace a la página que ha enviado Desde Rondilla, no funciona.Gracias
Anónimo ha dicho que…
Desde la Hospederia de San Benito se puede bajar con permiso del Ayuntamiento y el area de saneamiento de subsuelo y se quiere hacer un visita musealizable en que también se añada el tramo del Alcazarejo con su torre, puerta y trama de muralla que han aparecido en el patio de la Hospedería a partir de 2.023. Pero se debe tomar este tema con mucha cautela pues las bolsas de metano procedente de putrefacción orgánica de muchos siglos existen y es un riesgo no senar toda la red del canal norte y sobre todo hacia su desembocadura que se bastante inestable. Pero que se haga lo antes posible que la ciudad merece ver todo esto. Saludos.
Cernunnos ha dicho que…
No sé si algún hecho histórico en concreto referente al inicio de las obras de reencauzamiento del río a principios del siglo XX podría ser erróneo pero sí he visto uno, bastante más reciente, en el que sí he visto un error referente a la fecha en la que el río empezó a ser ajardinado en sus márgenes y renaturalizado. La fecha que aquí se precisa es 1992 y, cuando se empezó a arreglar el cauce, eliminando cloacas y el hormigón que lo encauzaba y ajardinando sus márgenes, fue a partir de 1995, tres años después. Gracias.