La prosperidad agrícola, industrial y comercial de Valladolid se fue traduciendo a lo largo del siglo XIX en la creación de entidades culturales y recreativas. La que alcanzó mayor renombre ha sido el Círculo de Recreo. Sus miembros utilizaron primeramente un edificio en la calle Teresa Gil, y luego otro en la Acera de San Francisco.
En 1853 decidió la sociedad construir edificio propio, y para ello se buscó un solar situado en la calle del Duque de la Victoria, esquina a la de Constitución, que había pertenecido al Convento de San Francisco. Dio los planos el arquitecto don Antonio de Iturralde y Montel. Este primer casino tuvo corta vida, pues aparte de la ruina que se presentó, la sociedad había experimentado un empuje tal que requería un edificio adaptado a sus poderosos medios.
Don Juan Agapito y Revilla, arquitecto municipal, dio informe favorable al proyecto, sobre todo teniendo en cuenta el notable papel que en él se daba a la ornamentación, con lo cual el edificio constituiría “un elemento de ornato público de alguna estimación, ya que por lo general se deja relegado a segundo término tan importante particular”. Aprobado el proyecto, las obras se llevaron con celeridad, concluyéndose en mayo de 1902.
En el interior reúne las distintas funciones de un casino. Hay biblioteca, salas de juego, pero sobre todo destaca el gran salón de fiestas. Para la decoración de estos interiores se efectuó un concurso, con gran concurrencia de ofertantes. De todo ello da cumplida información González García-Valladolid. Ganó el concurso don Eugenio Oliva Rodrigo, quien se encargó, como señalaban las condiciones, de le ejecución de toda la obra. Lo más notable es la pintura del salón de fiestas, donde se ha figurado la apoteosis del poeta Zorrilla, y se ha retratado a personajes ligados a la historia de Valladolid, con el conde Ansúrez.
Fuente: Monumentos civiles de la ciudad de Valladolid. Por J.J. Martín González
Comentarios