En el año 2002, durante la remodelación de la Acera de Recoletos y el Paseo Central del Campo Grande fue descubierta una necrópolis judía que pertenecía a un gueto creado en 1411, cuando musulmanes y judíos fueron separados de los cristianos. Fueron hallaron 26 esqueletos tanto de adultos como de niños, en disposición oeste-este, con los brazos extendidos junto al cuerpo y las palmas hacia arriba siguiendo la forma de un ritual judío. En el lugar donde descansan hay una placa firmada por Mosheh Ibn Ezra:
Son tumbas de tiempos antiguos, en las que unos hombres duermen el sueño eterno. No hay en su interior ni odio ni envidia. Ni tampoco amor o enemistad de vecinos. Al verlas mi mente no es capaz de distinguir entre esclavos y señores.
Dicho hallazgo nos incita a pensar que los judíos de los siglos XIII al XV pueden ser los cerca de 800 enterramientos que se calcularon.
Uno de los esqueletos encontrados en la necrópolis. Foto: Carlos Arranz (Diario de Valladolid. 16-05-2002
Golda Meir, siendo primera ministra del gobierno de Israel, quiso comprar el monte próximo a la capital segoviana en donde aparecieron las tumbas de sus antepasados españoles.
No fueron los Reyes Católicos quienes metieron en guetos a los judíos. La cosa vino de antes, en la minoría de edad del rey Juan II y por disposición de la regente doña Catalina de Lancáster. El ordenamiento sobre el encerramiento de los judíos y de los moros se firmó en Valladolid, posiblemente en el palacio cuyos restos se han encontrado en las inmediaciones de las ruinas del convento de San Agustín, el 2 de enero de 1412. La orden iba dirigida a todos los judíos “de mis reinos y señoríos” para que “sepan y vivan apartados de los cristianos en un lugar aparte de la ciudad, villa o lugar donde fueren vecinos, y que sean cercados de una cerca en derredor y tenga una puerta sola por donde se manden en tal círculo y que en el dicho círculo los que así fueren asignados, moren los tales judíos y judías, y moros y moras, y no en otro lugar ni casa fuera de él”.
La trinchera excavada, con la Plaza de Zorrilla al fondo. Foto: Carlos Arranz (Diario de Valladolid. 16-05-2002)
Para hacer su aljama, los judíos de Valladolid pidieron al convento de San Pablo que les vendieran los terrenos del Campillo de San Nicolás que era de su propiedad, como así ocurrió. Los dominicos vendieron esos terrenos a los judíos, otorgándose escritura el 18 de agosto de 1413 ante el escribano Juan Alonso de la Rua, comprometiéndose los compradores a abonar el convento “en dos plazos y por los cuatro primeros años, treinta y cinco florines de oro del cuño de Aragón en cada uno de los dichos años, y cuarenta en cada uno de los sucesivos”.
De manejar dineros ya sabían los judíos y no les preocupaban los plazos ni las obligaciones contraídas, pese a que entre las prohibiciones que les impusieron había algunas verdaderamente vergonzosas: No podían ejercer la medicina, ni la cirugía, ni la farmacia, ni dedicarse al comercio con gentes de otra raza o religión, ni tener criados cristianos, ni llevar armas, ni optar a cargos públicos y se les prohibía la higiene más elemental: afeitarse y cortarse el pelo.
El barrio tenía su cerca, su pozo, su sinagoga, su horario impuesto y, por tanto, una vida apartada, relativamente, de la convivencia con los cristianos. La puerta por la que entraban y salían se cerraba al anochecer y la llave se entregaba al Corregidor o a un representante de su autoridad. Siempre se ha pensado que esta puerta estaba en el llamado postigo de San Nicolás, al final de la actual calle Imperial. El llamado Barrio Nuevo de los Judíos (lo de “nuevo” nos induce a pensar que antes, quizá en el siglo XIII, hubo otro no muy lejos de ese lugar y próximo al alcázar, hoy San Benito, no cercado) tenía en la plaza de los Ciegos su principal núcleo de convivencia y en la plaza de Carranza su complemento. Las calles Sinagoga (nombre que ha mantenido desde entonces), Lecheras, Pozo, Moral, Tahonas, Bodegones, Espejo, Luis Rojo, Isidro Polo, Paz y Mirabel constituían el resto de la aljama o judería.
La población hebraica tenía en Valladolid su propia carnicería junto al postigo de la sinagoga vieja en la “calle del ilustre rey que va al alcázar” y es posible que en su entorno se formara una barriada judía de personas de buena situación económica, no coincidente en el tiempo con la creación del llamado Barrio Nuevo. Es probable que allí viviera el famoso Yago Verrox, hombre muy rico y uno de los prestamistas que movía el dinero en la villa. Otro judío famoso fue Mosed Sem Tob de León, escritor y filósofo, admirado luego por que vino de Palestina. Otro que dejó honda huella entre los judíos y cristianos fue el converso Abner de Burgos, bautizado con el nombre de Alfonso de Valladolid en recuerdo de la ciudad donde abrazó el cristianismo a los 60 años. Fue médico y astrólogo y acabó de sacristán de la iglesia Mayor (Santa María la Mayor, cuyos restos se conservan detrás de la Catedral), teniendo por el primer templo cristiano del Valladolid de aquel siglo XV, pues Alfonso de Valladolid murió en 1346. Cualquiera puede pensar que alguno de los esqueletos hallados en el Campo Grande pueda ser el suyo. O el de algún español de Valladolid, nacido judío, que no vio más paisaje que el de nuestra ciudad y el de su aljama del Barrio Nuevo.
Así vivieron los judíos de Valladolid durante 78 años hasta que los Reyes Católicos en 1492 decretaran su expulsión de España, que ellos llamaban Sefarad, de ahí que a los judíos desperdigados por el mundo y procedentes de España se les conozca como sefarditas. Pero muchos se quedaron, pasando de judíos a marranos. Y no porque fueran unos guarros, sino porque marrano se denominaba al cristiano converso que judaizaba ocultamente.
-Fuente: Wikipedia y el libro: Conocer Valladolid. Curso de Patrimonio Cultural 2007/08
Editado por el Ayuntamiento de Valladolid.
ISBN: 978-84-96864-26-9
Editado por el Ayuntamiento de Valladolid.
ISBN: 978-84-96864-26-9
Comentarios
saludos!!
Pero claro, nuestro pecado nacional, la envidia, nos ha corroído siempre y no íbamos a permitir que esta Comunidad judía creciera floreciente y en paz...
Si bien, fueron expulsados de otras partes de Europa con anterioridad, y la unidad religiosa era indispensable en aquella época para asegurar la unidad política, además de no poder hacer anacronismos, conversos o descendientes de ellos fueron Santa Teresa, San Juan de la Cruz, y el propio Cervantes...por citar sólo a algunos ejemplos. Lo peor, el tribunal de la Inquisición creado para observar si seguían practicando su religión y su utilización como instrumento de represión y amordazamiento del Pueblo español por parte del Poder.
ME REFIERO AL SIGUIENTE COMENTARIO ( PUBLICADO EN ESTE MISMO BLOG EL 30.01.2012 QUE ESTA COPIADO AQUI ABAJO ) CON EL CUAL ESTOY COMPLETAMENTE DE ACUERDO,
Y ME SORPRENDE DESPUES DE 3 ANOS LEER EL MISMO TEXTO.
VUESTROS PORPOSITOS SON ANTISEMITAS, UNA LASTIMA.
SALUDOS cordiales
iSAAC
<< Anónimo dijo...
Saludos: Agradeciendo la intención cultural de su blog, creo que sería muy interesante que obviaran expresiones como "De manejar dineros ya sabían los judíos" que solo puede ser considerado como un estereotipo antisemita, la calidad de sus artículos se lo agradecerá... Y todos aquellos que tenemos sangre judía más aún >>
Porque soy judío, y oiga, para el dinero, un desastre.¿Habrá alguna manera de activar la "judeinina" y así poder nadar en billetes?
¿Usureros? Pues, no lo se, pero la caridad es una obligación para el judío que se suele cumplir. Dar dinero al necesitado, ya sabe. Muchos la practican a través de organizaciones, otros dan dinero a quien lo pide, otros buscan la manera de que la persona se gane su sustento, lo cual, en rectitud, es lo que te ordena la ley.
Piense Ud. lo que dice antes de hablar, y a quien puede ofender. En Valladolid no habrá mas de una decena de familias judias, mas las pocas inmigrantes que han venido, pero haberlas, haylas, y son tan vallisoletanos como ud