Por Margarita Torremocha Hernández
Sobre esta mujer, a la que la población vallisoletana recuerda insistentemente, por llevar su nombre una de sus calles más céntricas, no es mucho lo que podemos decir, a pesar de la gran consideración que se la tiene en la ciudad.
Poseía los títulos de Infanta de Portugal y Ricahembra de Castilla. Era hija natural del rey Alfonso III de Portugal y hermana de Gil Alonso, que llegaría a ser el bailío de San Blas de Lisboa y del rey Dionis de Portugal.
Ella fue señora de Zaratán y de Arroyo, villas que originariamente pertenecieron a la Orden de San Juan y del Temple, respectivamente, y que fueron a parar a sus manos en 1283. A raiz de su muerte y de la disolución del Temple, Arroyo volvió a San Juan, mientras que Zaratán se convertía en señorío del monasterio de las Huelgas de Valladolid.
Su nivel socioeconómico se pone de relieve también en otras manifestaciones, pues como señala la historiadora A. Rocquoi, esta rica hembra contaba con algunos esclavos entre sus propiedades, siendo en esta época la presencia de esclavos o moros en Valladolid aún muy escasa.
Falleció en la villa de Valladolid en 1307 y a esta localidad, a la que debió favorecer en vida, la benefició con su riqueza y generosidad después de su muerte. Agapito y Revilla, en su obra sobre Las Calles de Valladolid, nos dice de ella: Por su testamento, otorgado el 16 de septiembre de 1307 legó 400 maravedís al monasterio de San Quirce de Valladolid, cuando bajo la advocación de Santa María de las Dueñas tenía su asiento al otro lado del Puente Mayor y junto al Pisuerga. Señora muy piadosa en el mismo testamento mencionado dispuso que se fundase en Toro un convento de dominicas bajo la advocación de San Salvador, que luego varió por la de Sancti Spiritus, siendo la primera priora una infanta llamada Leonor, que no se ha aclarado quien pudiera ser. Se supone que en los sencillos féretros de madera en nichos modernos de los lados del presbiterio de Sancti Spiritu de Toro, serán los de una incierta reina Doña Beatríz y Doña Teresa Gil.
Además de estas fundaciones, Teresa Gil, en este testamento de comienzos del siglo XIV dejó a cada uno de los conventos dominico y franciscano de la villa, mill maravedís por a faser libros para la iglesia con que digan las oras y para los franciscanos también "un missal mio e un breviario que yo e, e que son fechos segunt el ordenamiento dellos.
Asimismo por estas mandas dejó diversas indemnizaciones para los pobres de los pueblos y ciudades deonde residió, siendo así beneficiada Valladolid (2.000 maravedís para vestir pobres). Pero quizás tuvo una mayor presencia de su generosidad la villa -aunque temporal- a través de lo que también en sus disposiciones testamentarias dejó al convento de San Juan, que poseían los templarios extramuros, donde probablemente acogían a enfermos y peregrinos. A ellos les dejó las casas que poseía en Valladolid en la calle de su nombre. Sin embargo, este hospital debió desaparecer pronto, en 1311, cuando la Orden fue disuelta en Castilla.
Poco más podemos añadir a estos datos -fundamentalmente póstumos- de una mujer acomodada, piadosa y generosa. En el ámbito familiar sólo es factible reseñar que, siguiendo ese mismo testamento, sabemos que no dejó hijos, ni marido.-Fuente: Mujeres Ilustres en Valladolid (Siglos XII-XIX). Excmo. Ayuntamiento de Valladolid. ISBN: 84-95389-61-4
Retrato de Teresa Gil. La historia de esta gran dama contada por José de Castro.Obra del médico José de Castro Lorenzo. Este libro, editado por el Ayuntamiento de Valladolid, versa sobre la vida de Teresa Gil, fundadora del convento toresano por testamento otorgado en Valladolid el 16 de septiembre del año 1307.
Poseía los títulos de Infanta de Portugal y Ricahembra de Castilla. Era hija natural del rey Alfonso III de Portugal y hermana de Gil Alonso, que llegaría a ser el bailío de San Blas de Lisboa y del rey Dionis de Portugal.
Ella fue señora de Zaratán y de Arroyo, villas que originariamente pertenecieron a la Orden de San Juan y del Temple, respectivamente, y que fueron a parar a sus manos en 1283. A raiz de su muerte y de la disolución del Temple, Arroyo volvió a San Juan, mientras que Zaratán se convertía en señorío del monasterio de las Huelgas de Valladolid.
Su nivel socioeconómico se pone de relieve también en otras manifestaciones, pues como señala la historiadora A. Rocquoi, esta rica hembra contaba con algunos esclavos entre sus propiedades, siendo en esta época la presencia de esclavos o moros en Valladolid aún muy escasa.
Falleció en la villa de Valladolid en 1307 y a esta localidad, a la que debió favorecer en vida, la benefició con su riqueza y generosidad después de su muerte. Agapito y Revilla, en su obra sobre Las Calles de Valladolid, nos dice de ella: Por su testamento, otorgado el 16 de septiembre de 1307 legó 400 maravedís al monasterio de San Quirce de Valladolid, cuando bajo la advocación de Santa María de las Dueñas tenía su asiento al otro lado del Puente Mayor y junto al Pisuerga. Señora muy piadosa en el mismo testamento mencionado dispuso que se fundase en Toro un convento de dominicas bajo la advocación de San Salvador, que luego varió por la de Sancti Spiritus, siendo la primera priora una infanta llamada Leonor, que no se ha aclarado quien pudiera ser. Se supone que en los sencillos féretros de madera en nichos modernos de los lados del presbiterio de Sancti Spiritu de Toro, serán los de una incierta reina Doña Beatríz y Doña Teresa Gil.
Además de estas fundaciones, Teresa Gil, en este testamento de comienzos del siglo XIV dejó a cada uno de los conventos dominico y franciscano de la villa, mill maravedís por a faser libros para la iglesia con que digan las oras y para los franciscanos también "un missal mio e un breviario que yo e, e que son fechos segunt el ordenamiento dellos.
Asimismo por estas mandas dejó diversas indemnizaciones para los pobres de los pueblos y ciudades deonde residió, siendo así beneficiada Valladolid (2.000 maravedís para vestir pobres). Pero quizás tuvo una mayor presencia de su generosidad la villa -aunque temporal- a través de lo que también en sus disposiciones testamentarias dejó al convento de San Juan, que poseían los templarios extramuros, donde probablemente acogían a enfermos y peregrinos. A ellos les dejó las casas que poseía en Valladolid en la calle de su nombre. Sin embargo, este hospital debió desaparecer pronto, en 1311, cuando la Orden fue disuelta en Castilla.
Poco más podemos añadir a estos datos -fundamentalmente póstumos- de una mujer acomodada, piadosa y generosa. En el ámbito familiar sólo es factible reseñar que, siguiendo ese mismo testamento, sabemos que no dejó hijos, ni marido.-Fuente: Mujeres Ilustres en Valladolid (Siglos XII-XIX). Excmo. Ayuntamiento de Valladolid. ISBN: 84-95389-61-4
Retrato de Teresa Gil. La historia de esta gran dama contada por José de Castro.Obra del médico José de Castro Lorenzo. Este libro, editado por el Ayuntamiento de Valladolid, versa sobre la vida de Teresa Gil, fundadora del convento toresano por testamento otorgado en Valladolid el 16 de septiembre del año 1307.
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